La respuesta de don Carles no dice si o ni, pero es bastante clara si se quiere entender: el Parlament no votó la independencia luego no la hay, último párrafo que cierra una amenaza: si se aplica el 155 puede que el Parlament vote lo que no votó el día 10 de octubre. En resumen: no existe la declaración de indepèndencia pero puede haberla. Y deja ese paso en las manos del gobierno central.
Los dos líderes tienen las fichas sobre la mesa: Puigdemont, de forma encubierta ha dado marcha atrás, y no ha ido más lejos por las presiones interiores de Cataluña y las suyos propias. En contestación a ese nuevo no, Rajoy ha comenzado con un Consejo de ministros extraordinario para el sábado y el posterior envío al Senado de la documentación pertinente para seguir con los trámites del 155 en su segunda fase, que no es la última, ni la más decisiva si se lee con atención el famoso artículo. Puede que hasta ese camino llegue al Tribunal Constitucional y hasta Estrasburgo: si el punto uno deja abiertas muchas puertas en su sentido jurídico, el punto 2 lo remata, ya que hasta Rajoy debería pedirle a Puigdemont que tomara las medidas oportunista para volver a la senda constitucional.
El presidente de la Generalitat puede, también, convocar elecciones en Cataluña pese a que tan sólo han transcurrido dos años desde las elecciones del 27 de septiembre a las que su partido se presentó en "comunión" con la Esquerra de Oriol Junqueras. Si lo hiciera, desde Moncloa han filtrado que en esas circunstancias paralizarían la aplicación del 155, o lo que es lo mismo no lo llevarían al Senado para obtener la mayoría absoluta necesaria. Ni al uno, ni al otro le interesa esa convocatoria ya que perderían lo ganado y al margin de los sondeos está la realidad de las elecciones generales de junio de 2016, que debe invitarles a reflexionar.
Queda la tercera ficha, que juegan de forma muy diferente los dos contendientes: Puigdemont puede "desbloquear" su petición de suspensión al Parlament y confirmar la ruta hacia la independencia; y Rajoy puede sacar de las Leyes: la de la Seguridad Nacional - que ya ha pasado con de signal suerte por el Constitucional - y el Código Penal, dos opciones sobre todo la segunda que si se leen con calma los artículos que van del 544 al 580 proporciona mucha más "munición" legal que la del supervalorado y poco concreto 155, por más que en él se trata de la relación entre el Estado y las Comunidades autónomas.
Todo el andamiaje legal requiere tiempo mientras que la realidad política y económica urge a una solución inmediata. Ni Cataluña, ni el resto de España puede alargar la crisis. Rajoy tendrá que tomar medidas políticas mientras la maquinaria judicial hace su trabajo, pero no puede ir por detrás. Basta con ver lo que está pasando con el mundo financiero, la prima de riesgo de España y los ajustes que ya se tienen que hacer en las previsiones de crecimiento de nuestro país para comprobar que los tiempos corren y el perjuicio afecta a todos, y como siempre a los más débiles.