Se han puesto de acuerdo en defender la “anomalía” económica y financiera de la que gozan Euskadi y Navarra gracias al viejísimo apoyo que mostraron a Felipe V cuando el primer Borbón llegó a España- creo que 300 años son suficientes y no merece la pena seguir recorriendo los prolegómenos de los Austrias en nuestro país - todos los partidos menos Ciudadanos y Bildu. El partido de Albert Rivera por un principio que parece muy liberal y del siglo XXI: no se pueden seguir manteniendo “derechos históricos” que discriminan y diferencian a Comunidades y ciudadanos en este tiempo en el que, además, Europa aboga por la unidad de financiación e impositiva.
Es cierto que Rivera y los suyos también lo hacen con miras electorales, pero de igual manera y de forma más sospechosa lo hacen el PP y Podemos, por ejemplo, en las antípodas programáticas y pese a las diferencias internas que se dan en sus respectivas formaciones. Por no hablar del PSOE, en el que Pedro Sánchez ha tenido que “obligar” a sus compañeros que gobiernan en Andalucía, en la Comunidad Valenciana, en Extremadura... a que se abstengan en sus críticas y asuman que primero los vascos y luego todos los demás. Eso si llegan las arcas del estado a cubrir todas las demandas.
El dinero global que se ingresa en Hacienda, por todas las vías posibles y hasta imposibles, es uno. Y todo lo que salga de ese Ministerio hacia el estado, las Autonomías y los Ayuntamientos beneficia a unos y perjudica a otros. No es un saco sin fondo y ya se encarga el ministro Montoro de repetirlo.
Este va a ser uno de los temas de discusión, polémica y programas durante todo 2018, un año electoral donde los haya. Largo y extenuante hasta los comicios de 2019, que se iniciarán con las autonómicas de Andalucía a más tardar en el mes de marzo, para seguir con las europeas ( cada 5 años) entre finales de mayo y primeros de junio, seguidas de las autonómicas en 13 Comunidades y las municipales en toda España en el mes de junio y cerrar con las de Galicia en septiembre y la posibilidad siempre abierta de repetir en ese espacio de tiempo en Cataluña en razón de lo que ocurra el 21 de diciembre.
Un calendario para tener muy entretenidos a los partidos políticos con las batallas internas en torno a las listas, que van a ser muchas al igual que las ambiciones y zancadillas entre los que aspiran a tener un sillón más grande o más pequeño; seguidas de los programas a ofrecer a los ciudadanos y las propias campañas electorales, la proclamación de vencedores y vencidos, formación de los gobiernos tras los más que previsibles pactos...un rosario que va a dejar para otros tiempos el abordar los problemas reales del resto de los españoles.