A partir de esa premisa, el fracaso de sus vivencias en Nueva York o Miami tiene una gran y contundente explicación: los responsables se han metido en esos fogones con una buena materia prima que no han sabido cocinar. Todo lo demás son argumentos para arrojar a la basura de la televisión.
Teresa, Terelu y Carmen se han dejado manipular y sus “cocineros” han presentado uno de loos peores, más ordinaries, chabacanos e injustos retratos de las tres que imaginarse pudiera. No se lo merecían, ni los merecíamos los espectadores. Algún envidioso - que en esta España son muchos - se habrá alegrado de esa degradación pública a la que han sometido a tres estupendas profesionales y tres mujeres de enorme personalidad que, con las sombras que a todos nos acompañan, han demostrado desde hace muchos años que saben hacer y muy bien su trabajo.
Les han pillado en esas horas bajos que los humanos tenemos. Estoy seguro que la Teresa que conocí hace años cuando comenzaba en la televisión junto a Pilar Del Río, y la que demostró que era capaz de reinar en las mañanas de millones de hogares españoles, no se hubiera prestado a este carnaval desnortado y sin gracia - salvo que se consideren gracias los atracones de perritos calientes de Terelu o la obsesión por los dineros de Carmen - en el que ejerce de matriarca, al igual que no lo hubieran hecho la Terelu presentadora, ni la Carmen realizadora.
Espero y deseo que les hayan pagado bien por el experimento. Todo será poco.