En un día de máxima tensión en los mercados financieros que han agitado a la Europa del euro, el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, ha revelado que los ejercicios de test de estrés, cuyos resultados están próximos a conocerse, "generarán confianza para el sistema financiero español". Lo ha dicho en el curso "La España 2020: una perspectiva global" que se sigue en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. En una lección absolutamente magistral, Campa, que se sometió a las preguntas de los alumnos, ha revelado varias cosas, tales como que "las volatilidades a las que estamos sometidos son absolutamente extraordinarias".
Dentro del curso que dirige Fernando Jáuregui en la UIMP, en Santander, y dentro de una jornada especialmente económica, José Manuel Campa, que llegó al Palacio de La Magdalena directamente de las reuniones del Eurogrupo y del Ecofín mantenidas estos dos días en Bruselas, desarrolló una ponencia titulada "Las reformas de hoy para la economía de mañana". Una ponencia, por cierto, en la que el catedrático español y secretario de Estado de Economía realizó un análisis pormenorizado y optimista sobre la evolución de la economía española, pese a los vaivenes del mercado financiero.
Luego, Campa se sometió a las preguntas de los alumnos, de las cuales no eludió ninguna, ni siquiera cuando se le preguntó sobre el encaje que las medidas propuestas el pasado sábado por el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba tenían en el modelo económico diseñado por el Gobierno de Zapatero para salir de la crisis en el medio o largo plazo. Medidas tales como un impuesto a los banqueros, o recuperar el impuesto de patrimonio, entre otras. Campa no sólo no rehuyó la pregunta, sino que respondió de forma reveladora: "Yo trabajo para el Gobierno, no para el programa del próximo gobierno". Esas medidas de Rubalcaba no parecen haber gustado mucho en el área económica del Gobierno.
Pero más allá de la anécdota, Campa quitó hierro a las especulaciones del mercado financiero, y dejó traslucir que la situación de España no es en absoluto similar a países como Greca, Irlanda o Portugal, que han sido intervenidos, ni siquiera como Italia. De hecho, y pese a que en algunos momentos de un 'martes negro' como el vivido este día, en el que el diferencial español se acercó peligrosamente a los 400 puntos con respecto al bono alemán -luego bajó por la intervención del Banco Central Europeo-, Campa aseguró que "no hay que hacer analogías sobre que hay un precio a partir del cual pueda haber una intervención" y defendió con energía que la zona euro mantiene en su conjunto una economía con menor deuda con respecto al PIB que todas las economías desarrolladas, y España tiene 20 puntos menos que en la zona euro.
Las divergencias sobre el BCE y el rescate a Grecia
El secretario de Estado explicó con precisión cuáles han sido las diferencias entre los países del euro en las conversaciones de los últimos días en las reuniones del Ecofín -todos los ministros de Economía- y del Eurogrupo -ministros de los 17 países de la zona euro-; diferencias que centró en cómo encontrar una metodología. Para hacer comprensible lo que está ocurriendo, Campa explicó al respecto que la situación en la que nos encontramos proviene de noviembre de 2011, cuando la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, elaboraron un concepto de recuperación que involucró al sector privado para que contribuyera en la recuperación de países en apuros como Grecia, Portugal o Irlanda.
Ahora bien, en el pasado trimestre ya se vio que Grecia requeriría financiación adicional, y en cómo será esa financiación es en lo que se está trabajando ahora en Bruselas. Y se pone mucho cuidado, según Campa, porque servirá, entre otras cosas, como precedente para otras situaciones que puedan aparecer en el futuro. En este sentido, Campa reconoció que "hay diferencias importantes entre Estados de la zona euro" en cuanto a la metodología, e, incluso, que algunos estados discrepan con el Banco Central Europeo, cuya posición es que cuando venzan los bonos griegos, en vez de cobrar, los Estados acreedores los canjeen por nuevos bonos que emita entonces el Estado griego.
Pero Campa asegura que unos entienden -otros no- la filosofía de que sector privado contribuya a los rescates -recuperación- y que asuma también pérdidas. Pero en todo caso, que "lo que queda ahora es trabajar para buscar esa solución para Grecia", esos mecanismos para un segundo rescate y evitar la quiebra.
Desdeñó, desde esta óptica, que se hubiera avanzado poco o nada en Europa para salir de esta crisis profunda y de la especulación de algunos, pero esgrimió ante el público asistente que hace un año apenas existían mecanismos, que la UE se puso a trabajar "muy rápido" y que incrementó las garantías, aunque todavía se trate de un proyecto en construcción y con 'mafuncionalidades'.
Desde ese aspecto se justifica, según él, las discusiones generadas en el seno de la zona euro, porque, además, la situación de los Estados es distinta según de quien se trate. En todo caso, dijo, las divergencias no están superando a la perspectiva.
Debate 'social' con Arturo Fernández
Un momento interesante fue el que se produjo tras una pregunta del empresario Arturo Fernández, presidente CEIM y vicepresidente de la CEOE, presente en el acto porque acababa de compartir una mesa redonda con el economista José Manuel Pazo, el periodista económico Rodrigo Gutiérrez y el director general del Instituto de Estudios Económico, Juan Iranzo.
Arturo Fernández, que siguió atentamente la exposición inicial del ministro, centrada en las medidas pensadas y adoptadas, en su caso, por Zapatero, le dijo: "Le he escuchado decir [en su intervención] todo lo que los empresarios pedimos", pero, se ha hecho una reforma de la negociación colectiva light. Y le preguntó por qué no se hace una reforma de la negociación colectiva como la que "todos piden a gritos".
Campa no dudó en responderle que "todos no piden a gritos esas reformas", que dicen los empresarios, que "hay que ser posibilistas y pragmáticos"; que la negociación colectiva fue "la única reforma a la que se comprometió el gobierno y llegó tarde, pero por la incapacidad de los agentes sociales de ponerse de acuerdo"; que "los salarios y la productividad no se puede determinar por ley", sino que lo tienen que hacer agentes sociales. En definitiva, que "se ha puesto un marco, que no es perfecto", pero que ahora toca a los agentes ponerse de acuerdo.