Comienza la carrera oficial hacia las urnas del día 20 y el candidato del PSOE puede que camine hacia el abismo si se cumplen las muy malas perspectivas que para él auguran todas las encuestas. La última del CIS es la que peor le deja con " su lista" por Madrid en cuarta posición, por detrás de PP, Ciudadanos y Podemos
En estos quince días de campaña Pedro Sánchez tiene como gran objetivo impedir que la " pinza" real que le están haciendo Albert Rivera y Pablo Iglesias triunfe y los socialistas se queden por debajo de los noventa escaños, veinte menos de los conseguidos en 2011 por Alfredo Pérez Rubalcaba y que se creían el suelo electoral del partido.
Los datos que arroja el CIS - que con sus 17.000 entrevistas es el sondeo más fiable - son muy duros para el secretarios general del PSOE: estaría por detrás de Ciudadanos en siete provincias y empataría con la formación naranja en otras catorce. Ahí está su auténtico talón de Aquiles. En Madrid, que es el ejemplo más escandaloso, los socialistas se quedarían en cinco escaños ( tal vez a Irene Lozano su olfato le hizo presionar para ir en cuarto lugar ), la mitad de lo conseguido hace cuatro años y la mitad de lo que conseguiría Albert Rivera, al que pueden ir muchos votos de castigo de aquellos socialistas a los que Pedro Sánchez ha marginado en estos meses.
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Con un 20% de indecisos y los famosos restos de la Ley D'Hont en el aire hasta el recuento final, las cosas pueden cambiar y la imagen de los resultados ser muy diferente con muy pocos votos de diferencia. Con esas salvedades lo que sí es seguro es que el PP va a perder cerca de sesenta escaños de los 186 que ha tenido en la Legislatura, y que el PSOE va a tener " imposible " una alianza a tres en la que estuvieran Ciudadanos y Podemos. Rajoy tendrá un mal resultado, seguro, pero al ser el ganador podrá elegir a quien ofrecer un acuerdo: entre los liberales de Rivera y los socialdemócratas de Sánchez o de quién le sustituya, que puede que el actual secretario general del PSOE no tenga más remedio que dimitir en la misma noche electoral.
Pactos complicados los que se presentan en el horizonte de las Navidadss, con negociaciones que van a ser muy duras y que pueden alargarse hasta el mes de febrero, de la misma forma que le ocurrió a José María Aznar en 1996 cuando ganó por primera vez a Felipe González y Jordi Pujol le hizo esperar dos meses para darle el apoyo parlamentario de CiU.
La alternativa a la dureza por parte de todos sería una nueva convocatoria electoral para el mes de junio, algo que los partidos contemplan pero ninguno quiere dado el desgaste que sería para algunos y, sobre todo, para el país, dentro de la tensión europea e internacional que se está viviendo. Es posible la repetición y es deseable el pacto, con o sin participación en le gobierno. A Artur Más y los suyos les está costando lo indecible conseguir que la CUP apoye una simple investidura de un gobierno que tendría, en todo caso, una vida muy corta.
Si lo que está ocurriendo en Cataluña es malo, peor sería que esas escenas se repitieran en el conjunto del estado, con Rajoy y el PP negociando unas medidas inmediatas de carácter económico, social y político que llevaría a una Legislatura de dos años con reforma constitucional incluida.