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Una aproximación a la situación de la Defensa

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Por Juan Chicharro

Martes 21 de octubre de 2014

No resultaría tarea difícil hacer prospectiva de la situación de la Defensa en España en el año 2020 y ello porque estas líneas están escritas hoy en el 2011; diez años suponen un periodo de tiempo escaso en el devenir de una Institución como las Fuerzas Armadas. Más, siendo esto cierto, no lo es menos que vivimos en un mundo globalizado y cambiante a velocidades impensables hasta hace nada. Las nuevas tecnologías y la interrelación de acontecimientos en nuestro mundo de hoy ocasionan que lo que otrora se manifestara con lentitud hoy ya no es así. Simplemente con comparar la situación de la Defensa en España y la del mundo en el año 2000 con la actual en el 2011 confirman mi argumento. En definitiva, sí que es procedente aplicar técnicas de prospectiva para un periodo de tiempo como el requerido. Y yo aún diría más: arriesgado. Y a ello vamos.

En el año 2020 la Defensa de España seguirá teniendo que reposar sobre dos grandes pilares: las capacidades militares autónomas y el sistema internacional de seguridad y defensa. Y todo ello enmarcado dentro de los siguientes parámetros:

- Un Escenario económico restringido que va a obligar a políticas que busquen una eficiencia en el gasto general del Estado y que, en el caso de la Defensa, tenderá a procurar una sinergia de esfuerzos entre los ejércitos en medios materiales y de personal, así como en la organización de los mismos y del conjunto.

- Un Escenario internacional incierto en el que la Defensa de España deberá estar orientada para hacer frente a un amplio espectro de amenazas diversas que van desde el conflicto asimétrico hasta la posibilidad de un conflicto convencional, si bien de corta duración pero de posible alta intensidad.

- Una coherencia del planeamiento nacional de la Defensa con los planes de la Alianza Atlántica y de la Unión Europea y la integración en los mismos.


Es por lo tanto en este contexto señalado donde la Defensa y en concreto las Fuerzas Armadas Españolas deberán desenvolverse.

El previsible ya citado escenario económico restringido obligará a un ponderado equilibrio entre los recursos humanos, materiales y económicos de una parte y las necesidades que el entorno estratégico y el escenario internacional demandarán, con un impulso y fortalecimiento de la acción conjunta buscando siempre una sinergia de esfuerzos de las capacidades y medios que disponen en la actualidad las Fuerzas Armadas españolas.

Será necesario optimizar las organizaciones actuales, orientándolas a resultados y a la consecución de una mayor eficacia y eficiencia y buscando siempre, por otra parte, la excelencia en la formación moral y técnica de todos sus componentes.


La Defensa de la Nación, un asunto prioritario

La necesidad que España tiene de poseer en cierta medida una capacidad militar autónoma obligará, sin duda, a dotarse de unas capacidades disuasorias determinantes, y todo ello enmarcado dentro de una permanente estrategia de comunicación de cara a la opinión pública, inconsciente la mayoría de las veces de la ineludible necesidad de la acción política de la Defensa.

En definitiva podemos prever que en el año 2020, teniendo presente cuanto sucintamente se ha expuesto en los párrafos anteriores, que la Defensa de la Nación deberá ser, si cabe aún más, asunto prioritario de la acción del Gobierno del momento y que las FAS seguirán constituyendo el elemento vertebrador de dicha Defensa. Ésta deberá ser considerada como una cuestión que va más allá de la especifica de gobierno, toda vez que siendo un asunto de Estado no puede estar permanentemente al arbitrio de políticas partidistas; en consecuencia, se deberá procurar siempre obtener el consenso de todos los partidos políticos en todas aquellas medidas políticas de alcance que afecten a la misma.

Y todo esto sin olvidar que las Fuerzas Armadas constituyen la herramienta de la que se dota la Nación española para garantizar su determinación, para defenderse en los términos que se expresa el artículo 8 de la Constitución Española.

Vislumbro, por lo tanto, que en el año 2020 la Defensa de España se materializará o deberá materializarse en los siguientes términos:

- Un Órgano Central más profesionalizado donde, salvo los puestos altos de dirección, la mayoría estén ocupados por personal militar profesional y no por aquél procedente de la política como ha sucedido y sucede ahora.

- Una alta dirección centralizada de la acción específica y propiamente militar donde el JEMAD y su Estado Mayor adquieran un mayor protagonismo real en la organización, preparación y ejecución de las operaciones militares; ello obligará a modificar organizaciones actuales en detrimento probablemente de las responsabilidades hasta ahora concretas de cada ejército.

- Una capacidad disuasoria y determinante de respuesta inmediata materializada esencialmente por una potente y moderna fuerza aérea de combate, así como la que puedan proporcionar medios navales mediante plataformas con capacidad de lanzar misiles de largo alcance de última generación y fuerzas terrestres de empleo inmediato como infantería de marina, paracaidistas, fuerzas legionarias y de operaciones especiales; éstas últimas siempre en colaboración muy estrecha con medios de inteligencia, tanto materiales como humanos.

- Unas fuerzas terrestres constituidas fundamentalmente por el ejército de tierra y en determinados casos por las de infantería de marina con el apoyo de medios de proyección navales y aéreos para su empleo en todas aquellas misiones allende nuestras fronteras que la situación internacional demande.

- En general, unas Fuerzas Armadas donde será la norma la interoperabilidad de sus unidades, así como la sinergia de esfuerzos de aquellos medios susceptibles de uso compartido. Es muy probable que para entonces medios hoy redundantes o duplicados en los ejércitos constituyan organizaciones únicas. Medios logísticos, helicópteros, unidades de operaciones especiales, etc., estarán a las ordenes de un Estado Mayor General y no diversificados como hoy en cada ejército en particular.

- Unas fuerzas armadas con una entidad numérica similar a la actual, pero donde se prevea un aumento sustancial de tropa a la par que una reducción de cuadros de mando especialmente en sus escalones superiores, hoy a mi juicio excesivos. Los escalafones de mandos superiores se reducirán en número sustancial, dando a cada empleo la responsabilidad que les corresponde, hoy difuminada por el elevado número de los mismos, si bien esta reducción podrá ser atenuada al ubicarlos en puestos del Órgano Central, como ya he dicho antes, en detrimento de los procedentes de la política como sucede hoy.

Hasta aquí cuanto en unas brevísimas líneas se puede apuntar, desde el punto de la prospectiva, a diez años vista con el consiguiente riesgo de equivocarnos. Siempre recordaré cómo al finalizar la guerra fría y caer el muro de Berlín, considerando los Estados Mayores que ya no eran necesarias unidades pesadas -en concreto, el elevado número de carros de combate- al desaparecer la posibilidad de combates en Europa por la desaparición del Pacto de Varsovia, procedieron a la eliminación/reducción de estos medios. Apenas un lustro más tarde, al estallar la primera guerra del Golfo, las necesidades de medios eran carros de combate y más carros de combate. La prospectiva había fallado.


(*) Juan Chicharro Ortega (Madrid, 1950) es general de División en la reserva y ha sido Comandante General de la Fuerza de Infantería de Marina (hasta diciembre de 2010). Entre sus numerosos destinos militares destacan el de Ayudante de Campo de Su Majestad el Rey; comandante del Segundo Batallón de Desembarco de la Brigada de Infantería de Marina (con el que estuvo desplegado en Bosnia i Herzegovina); Segundo Jefe de la Comandancia General de la Infantería de Marina, y General Jefe de la Fuerza de Protección de la Armada (FUPRO).


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