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Salvo Japón, en todos los países la riqueza depende los activos no financieros

Martes 21 de octubre de 2014

El potencial económico de las familias de la mayor parte de los países desarrollados depende actualmente de lo que invierten en activos no financieros, y entre ellos la superestrella es definitivamente la vivienda. Salvo en Japón, donde sus habitantes prefieren vivir en alquiler y gastar su dinero en fondos de pensión y otros activos financieros, en el resto del mundo desarrollado las familias invirten en activos no financieros, como viviendas familiares y de recreo, automóviles o cualquier otro producto de disfrute material.



La pregunta clave es si la evolución de la riqueza: depende de la marcha positiva o negativa de los activos financieros o por los no financieros. Y la respuesta es que depende, aunque en la actualidad la mayor parte de las familias de las naciones más desarrolladas invierten en activos no financieros, y entre ellos la estrella es la vivienda.

Excepto en Japón, el motor de los cambios en la riqueza neta de los hogares durante  la última década ha sido la riqueza no financiera, con tasas de crecimiento muy positivas que compensaron los bajos –y en numerosas ocasiones, negativos- crecimientos de la riqueza financiera.

A partir de 2007, la riqueza no financiera vuelve a dirigir el cambio de la riqueza neta,esta vez a la baja y como consecuencia del inicio del descenso en los precios de la vivienda experimentado en un gran número de países. Los movimientos de la riqueza neta se ven explicados en más de un 70% por los cambios en la riqueza no financiera para Reino Unido, Italia, Francia y España. En Alemania, Canadá, y EEUU  las variaciones en los activos no financieros explican más de la mitad de la evolución de la riqueza total; únicamente en Japón son los activos financieros los que dirigen los cambios en la riqueza.


La evolución de estas categorías ha sido muy dispar por países durante los últimos años. En España e Irlanda la riqueza no financiera llegó a crecer por encima del 15% anual en 2002; mientras que en Reino Unido y Francia aumentó hasta el 9% en los años 2002 y 2004, respectivamente. En Portugal y Japón, en cambio, los máximos crecimientos de este tipo de riqueza no llegaron al 1% anual.

En la primera mitad de la década de 2000 la riqueza financiera disminuyó sistemáticamente en todos los países excepto en Japón y Alemania. Menos en Portugal e Irlanda, que mantuvieron las tasas de crecimiento negativas, esta tendencia se invirtió y la riqueza financiera creció una media del 3% hasta el inicio de la crisis, llegando  a crecer un 12,7% en Reino Unido en 2005, y con tasas alrededor del 5% en Alemania, Japón y EEUU.

Con la llegada de la crisis financiera, las familias han experimentado tasas de crecimiento negativas, que parecen empezar a corregirse a partir de 2009. Efecto de la crisis en la riqueza de los hogares Los activos tanto financieros como no financieros incorporan un importante efecto precio, que se traslada a la riqueza: en los valores y acciones se incorporan las variaciones de su cotización en los mercados, y en la riqueza inmobiliaria el cambio del precio de la vivienda.

Puesto que el precio de activos y viviendas ha sufrido variaciones significativas desde el inicio de la crisis financiera, en mayor o menor medida estos cambios se han trasladado a la riqueza de los hogares. Las transformaciones en la riqueza dependen de la composición estructural de la misma, así como de la magnitud del shock en el precio de los activos. De esta forma, los países que sufran alteraciones mayores en los precios de los activos tendrán un impacto más acusado en la variación de su riqueza.


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