Martes 21 de octubre de 2014
En esta ocasión y quizás sin que sirva de precedente, lo que tímidamente se venía insinuando e incluso adelantando se ha cumplido: el S.O.S autonómico es ya una realidad. Ha sido Cataluña, la autonomía pionera en reconocer que no llega, que en el cajón no hay un euro y que así ni se pagan los intereses pendientes y ni siquiera se está al día en el pago a proveedores.
El anuncio lo hizo el responsable de Economía, el señor Mas Collel, economista de reconocido prestigio internacional que eligió una entrevista en la BBC para anunciar lo que posteriormente se ha oficializado.
El Gobierno catalán ha esperado al último minuto, y ya con el agua al cuello avisa que si los mas de 5.000 millones que ha solicitado al ejecutivo español no llega antes de finales de setiembre "habrá problemas", no sin antes recalcar, en un ejercicio de soberbia innecesaria, que ellos no van a admitir condiciones.
No ha hecho falta que salga Montoro para decirles que claro que hay condiciones que no son otras que las establecidas en la Ley de estabilidad que CiU votó a favor y ahora pretende que sea devuelta al Gobierno. No ha sido Montoro quien ha hablado, sino el portavoz económico de la Comisión Europea quien ha recordado que, naturalmente, que hay condiciones, como las habrá para España en su conjunto si finalmente se acude a la ayuda europea. Guindos, siempre templado, ha recordado que la condición es que cumplan las previsiones de déficit.
En paralelo a la desastrosa situación económica y financiera de Cataluña, el propio Gobierno de la Generalitat aventa los sentimientos nacionalistas e identitarios. Quizás logren que la manifestación convocada para el día 11 de setiembre sea un éxito de asistencia, quizás vean con satisfacción como, al parecer, va aumentando el sentimiento independentistas y es probable que no falten quienes crean que fuera de España todo les iría mejor.
Cada cual es libre de pensar y sentir lo que quiera, pero en estos momentos en los que todos, catalanes y no catalanes, estamos afrontando una crisis que nos tiene a todos boca abajo y a España como país en una situación de emergencia, no cabe mayor irresponsabilidad que conducir a la gente a la más pura de las melancolías.
El próximo día 20, el Presidente del Gobierno recibe a Artur Mas con quien -creo que con buen criterio- no quiere entrar en polémica publica, pero en privado Rajoy no puede ni debe dejar de recordar al Presidente catalán de hasta donde se puede llegar y en estos momentos pensar en el llamado Pacto Fiscal en los términos planteados por Mas es de todo punto impensable.
Rajoy se lo dirá y esa línea roja ni Rajoy, ni Montoro, ni Guindos n i los demás presidentes autonómicos van a dejar que se supere. Será entonces cuando Artur Mas tendrá que tomar decisiones. Por el bien de todos y de manera especial por el bien de los catalanes, es de desear que convengan que los sentimientos identitarios son tan legítimos como estériles para afrontar la situación de emergencia en la que nos encontramos.
Junto con Cataluña, Valencia y Murcia, ambas gobernadas por el PP desde tiempo inmemorial también han pedido la correspondiente ayuda. En el caso de Valencia, el montante de la petición excede con mucho lo inicialmente previsto. Entre las tres autonomías se "comen" más de la mitad de los 16.000 millones de euros previstos para ese fondo de ayuda autonómica. La situación no hay quien la mejore.
No es seguro que la lista de peticiones se haya cerrado. ¿No es momento de sentarse a hablar y afrontar de una vez por todas como hacer viable y eficaz nuestro sistema autonómico? No se trata de tumbarlo. Al contrario. Se trata de remozarlo, de darle sentido, de ajustarlo a nuestra realidad económica.
Son muchos los que atribuyen al Presidente "dejadez" a la hora de afrontar el problema; sin embargo y pese a su mayoría absoluta, el Gobierno en solitario ni puede ni debe afrontar la remodelación del sistema autonómico.
Esta si que es una cuestión de Estado que requiere de un consenso similar al que dio origen a la propia Constitución en el que además del partido en el Gobierno resulta imprescindible el concurso del otro gran partido español.
Cuando se tiene un problema entre manos hay que distinguir entre lo urgente y lo importante. En este caso, una repensada seria al funcionamiento de las autonomías, es urgente afrontarlo y necesario hacerlo bien; es decir, con acuerdo que ni se ve ni se intuye.