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La izquierda europea espera a Hollande para que cambie la política de recortes

La victoria del candidato socialista por 1,5 puntos es una mala noticia para Rajoy y un apoyo para Rubalcaba, pero las espadas seguirán en alto durante quince días

Martes 21 de octubre de 2014
El día 6 los franceses decidirán de forma definitiva entre mantener el duo creado por Merkel y Sarkocy o limitar el poder de Alemania tal y como sugieren desde el FMI y Washington, con una política financiera alternativa a la que desde Berlín se ha impuesto en los últimos años a través del Banco Central Europeo.

Los dos candidatos que pelearán durante quince días en la segunda vuelta de las presidenciales galas no sólo tienen en sus manos el futuro de la economía francesa, también influirán en el resto del Continente, y sobre todo en los países periféricos entre los que se encuentra España.

Francois Hollande ya ha señalado que quiere cambiar lo hecho hasta ahora por Nicolas Sarkozy como fiel aliado de Angela Merkel. A la austeridad en el gasto público y el control del déficit quiere añadirle lo que considera fundamental para volver al crecimiento y al descenso del paro, que es la inversión y un mejor reparto de los impuestos directos, para que los que más tienen y ganan paguen más. Con un mensaje para los bancos: el dinero del Fondo debe ir directamente a los estados, de cara a evitar que paguen más por el mismo dinero que sale de sus bolsillos.

El todavía presidente francés va a necesitar para seguir en el Elyseo del voto de la ultraderecha que, con el 18,5 por ciento, ha apostado por Marine Le Pen. Algo improbable ya que Marine ha declarado por activa y pasiva que no le apoyaría en ninguna circunstancia. Veremos lo que dicen los ciudadanos, ese ochenta por ciento de los electores que han acudido a las urnas en la Primera vuelta, y que ha enterrado al centrismo de Bayrou, el mismo al que en un intento desesperado el propio Sarkozy ha ofrecido el puesto de primer ministro de un futuro Gabinete.

Estos comicios son cruciales para el proyecto europeo y para el futuro de la moneda única. El interés de Estados Unidos y Gran Bretaña es lógico ya que sus políticas han sido y son contrarias a las que ha seguido Europa de la mano del eje franco- alemán. Y algo parecido ocurre con Rusia, China y los países emergentes. la globalización tiene esas consecuencias.

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