Martes 21 de octubre de 2014
La presidenta de la Comunidad de Madrid tiene una mayoría más absoluta que antes. No va a tener ningún problema para llevar adelante la Legislatura y todos los proyectos a los que se ha comprometido. El PP ha ganado en 151 municipios, de los 179 que forman la Comunidad, y en dos tercios de ellos con mayoría absoluta. Esos resultados y sus 72 diputados en la Asamblea son la mejor carta de presentación ante la dirección nacional. Será el gran activo de Mariano Rajoy de cara a los comicios generales y hasta podría pensarse, como aseguran algunos de los dirigentes de los populares, que adquiriera mayor relevancia a la hora de diseñar estrategias dentro del partido.
En los últimos dos años y de la mano de Antonio Beteta ha impuesto una férrea administración de los recursos, eliminando cargos y empresas públicas de cara a cumplir con los requisitos de déficit impuestos desde Europa y desde el Ministerio de Economía y Hacienda. Y si bien es verdad que ha perdido algunas batallas internas, la más importante la de Caja Madrid, no es menos cierto que hoy por hoy es una de las referencias de su formación a nivel nacional. Y su control del PP y de los cargos electos a nivel regional, incluido el Ayuntamiento de la capital, es mayor que nunca.
Sus colaboradores creen que está asegurado un cambio de gobierno, de lo que dudan es del tiempo y del alcance. Los más radicales creen que abordará la modificación de Consejerías nada más terminar la investidura, a finales de junio o comienzos de julio, y otros colocan los cambios en relación a la estrategia que decida el partido a nivel nacional, sobre todo si al final Rodríguez Zapatero no tiene más remedio que adelantar las elecciones generales.
Si Esperanza Aguirre cambia su equipo las apuestas se dirigen a cuatro nombres: el actual vicepresidente y hombre de la máxima confianza de la presidenta, Ignacio González, que podría abandonar la actividad política para presidir el Canal de Isabel II, si bien él siempre lo ha negado con un argumento de peso: “ya soy presidente del Canal”. En su contra está la escasa simpatía con que cuenta en la sede central del partido, especialmente en la persona de Mariano Rajoy. El segundo nombre es el de Francisco Granados, actual consejero de Presidencia e Interior y secretario de Organización del PP madrileño, persona difícil de sustituir y del que se reconoce su capacidad de trabajo y el haber resuelto temas considerados difíciles y espinosos. El tercero es Antonio Beteta, el todopoderoso consejero de Economía y Hacienda, bien conectado con la dirección nacional a través de Cristóbal Montoro, que podría aterrizar en la presidencia de la Asamblea regional – a petición propia dicen sus rivales internos – pero que goza de la confianza plena de Aguirre a la hora de llevar adelante los Presupuestos. El cuarto nombre es el de la consejera más en alza y con más futuro de la actual Administración popular: se trata de Lucía Figar, que podría convertirse en vicepresidenta y máxima candidata a la futura sucesión de Aguirre.
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