Pedro Sánchez ha conseguido lo que antes de ayer parecía imposible: sacar a Rajoy de la Moncloa después de la devastadora sentencia de la Gürtel que condenaba por primera vez al PP como un partido corrupto a título lucrativo. La moción de censura ha salido adelante gracias al apoyo que a última hora dio el Partido Nacionalista vasco y con los votos del PSOE, Podemos, HB y los independentistas catalanes.
Ahora viene la segunda parte en la que el nuevo presidente del Gobierno no lo tendrá nada fácil, con 85 diputados de 350 y un Senado donde prima la mayoría absoluta del PP. Habrá que esperar a ver qué ocurre en el partido conservador español para conocer si se rompe tras la derrota en el Congreso o si el ya ex presidente va a persistir elmantenerse al frente de su formación e incluso presentarse a las próximas elecciones que no se sabe cuando serán convocadas por Sánchez.
Todo está en el aire después de que Rajoy se negara a dimitir como le pedían muchos de sus partidarios para así impedir la entrada en la Moncloa de su adversario e ir a unas elecciones generales que es lo que quería Albert Rivera y que a lo mejor por eso no lo ha hecho el líder del PP. Los dirigentes populares consideran a Ciudadanos como su gran enemigo como ha demostrado el propio portavoz parlamentario, Rafael Hernando, en su discurso final antes de la votación de la moción de censura, acusando a sus rivales de la derecha de haber llevado con sus críticas a Rajoy a España al caos.
Sin saber cuál va a ser futuro, lo único que queda es ir quemando etapas y lo primero, tras la salida de Rajoy de la Moncloa, va a ser la propuesta de gobierno que Pedro Sánchez va a llevar al Rey Felipe VI que si bien es una mera formalidad -aquí no cabe lo ocurrido en Italia donde el presidente Sergio Mattarella se negó a aceptar al ministro de Economía que le proponían el M5S y la Liga del Norte- ofrecerá las primeras pistas para saber cuáles son las verdaderas intenciones de Pedro Sánchez.
Salvo sus alusiones a derogar algunas de las leyes más polémicas del Gobierno de Rajoy y sus apelaciones a su voluntad de diálogo con los nacionalistas poco o nada se sabe de lo que piensa hacer el dirigente socialista que en un primer momento rechazó que fuera a convocar elecciones inmediatas para luego asegurar que tampoco tardará mucho en conocar a los ciudadanos a las urnas.
Está también por ver qué ocurre con los Presupuestos aprobadas en el Congreso hace diez días y que ahora está en el trámite del senado, a expensas de lo que decida el PP, y con la salvedad de que Sánchez estará dispuesto ahora a aceptarlos a pesar de haberse opuesto con todas sus fuerzas en el trámite parlamentario del Congreso. No hay que olvidar que uno de los compromisos aceptados por el dirigente socialista para conseguir los votos del PNV ha tenido que ser el aceptar las demandas que los vascos consiguieron meter en los presupuestos del Gobierno de Rajoy.
En el primer Gobierno de Pedro Sánchez dos parecen ser las carteras en donde más se van a fijar los observadores políticos para adivinar sus intenciones: la de Interior, de la que depende mucho el concepto de orden público que se va a aplicar en temas de orden público y libertad de expresión; y la de Economía que dará una idea de si mantienen todos los compromisos adquiridos con la Unión Europea y con el Fondo Monetario Internacional que han marcado la marcha de la economía española en los ultimos años en temas como el déficit.
No hay que olvidar que la actual política económica viene marcada por los topes al déficit aceptados por el PP de Rajoy y el PSOE de Zapatero en su polémica reforma de la Constitución española.
Lo lógico sería un gobierno de gente joven y desconocida con un par de guiños a la historia en Ministerios de Estado como pueden ser Exteriores y Defensa. Economía/ Hacienda para contentar a Bruselas y FMI e Interior de su máxima confianza. El resto es secundario. Y paridad por supuesto. Margarita Robles puede ir a Justicia o Interior, en competencia con José Luis Abalos y Adriana Lastra puede estar en Trabajo o Sanidad. Se habla también de algún ministro bien visto por Podemos en alguna cartera como Trabajo o Sanidad.
Sánchez podría aceptar alguna sugerencia de Miquel Iceta -uno de los dirigentes socialistas que más ha apoyado al secretario general- para colocar algún ministro de cara a Cataluña donde todo va a depender más de la voluntad de Puigdemont de seguir adelante en su cruzada antiespañola y en mantener su camino hacia la independencia, o si los independentistas van a dar una tregua al PSOE para buscar algún acuerdo que pueda plantear en un futuro un posible referéndum legal, al estilo británico.
Más difícil va a ser lograr que se atenúen los juicios contra los independentistas que ya está en fase judicial muy avanzada y donde ya ha avisado el portavoz parlamentario del PP que éste partido se va a negar a aceptar ningún tipo de cambio en el Código Penal sobre estos delitos y mucho menos un posible indulto.
En una sola cosa están de acuerdo PP y PSOE, como se ha encargado de subrayar Pedro Sánchez, en considerar a Ciudadanos como el enemigo a batir para mantener la política del bipartidismo. Las palabras del líder socialista afirmando que no considera al PP como un partido corrupto han sido consideradas como una declaración de intenciones del nuevo presidente.
Parece claro que en la moción de censura los partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos, han quedado relegados a un papel de meras comparsas sin ninguna posibilidad de intervenir más que para aprobar o rechazar lo que PP y PSOE proponían. Las leves reclamaciones de Pablo Iglesias de poder entrar en el próximo gobierno de Pedro Sánchez han quedado en el aire sin ninguna posibilidad real muy lejos de aquellas aspiraciones que en 2016 le llevaron a rechazar los acuerdos de PSOE y Ciudadanos para desalojar a Rajoy de la Moncloa y colocar a Sánchez con un programa pactado con Rivera. Ahora Podemos ha tenido que aceptar sin condiciones al líder socialista.
La táctica de Albert Rivera de intentar arrastrar al PSOE o al propio Rajoy a unas elecciones inmediatas han chocado también con los dos partidos tradicionales y explican el por qué Rajoy no ha aceptado dimitir a pesar de que todos los grandes medios de comunicación que apoyan a Ciudadanos se lo reclamaban como un último sacrificio por España.
En las próximas jornadas se va a hablar también mucho de lo que puede pasar en el PP, donde rajoy ha convocado para el martes a la dirección y donde lo primero que se espera es saber si el presidente del partido piensa seguir o abre la puerta a su sucesión que no sería nada fácil como se ha demostrado en otras ocasiones cuando se abre la caja de pandora en el partido conservador.
Durante las largas horas que Rajoy permaneció en un restaurante nada más conocer la decisión del PNV de votar a favor de la moción de censura la persona que más estuvo a su lado fue la secretaria general del partido, Dolores de Cospedal, que fue la que anunció finalmente que el presidente no dimitiría y en donde éste transmitiría sus primeras intenciones a sus más allegados, mientras la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría permanecía ajena a estos primeros movimientos, siendo como era la primera candidata a suceder a Rajoy si éste hubiera elegido dimitir de su cargo, al estilo de como lo hizo Cristina Cifuentes en Madrid para mantener en manos del PP la Comunidad de Madrid.