Martes 21 de octubre de 2014
Hay noticias que estallan. En las redes se cuela el urgente de la dimisión de Aguirre. Incredulidad. Hay quien piensa que es una broma. Luego estupor, y pocas razones para explicar la marcha de Esperanza, ahora que se decía que era el relevo para un Rajoy desconocido, imprevisible, cuestionado en el partido por el tercer grado a Bolinaga, y otras medidas penitenciarias para con la banda terrorista. Dice Esperanza que no se siente imprescindible. De fondo está la salud, aquel cáncer que la llevó al Clínico. Pero en primer plano aparece un PP al que parece no reconocer, que ya no es el suyo, un partido que sube impuestos, y que continúa la política antiterrorista de Zapatero, contra la que sacaron a tanta gente a la calle. Aguirre se va . Madrid pierde una gran presidenta, y el PP un activo enraizado en las bases de su electorado.
LOS RIESGOS DE MAS
Arturo se ha echado al monte. Ha llamado a los catalanes a salir a la calle por la independencia, camino arriesgado en el que no le van a acompañar los grandes de la empresa con sede en Cataluña, que ven espantados esta deriva nacionalista, este afán por levantar fronteras. Cansado de tener que dar explicaciones por los recortes en la sanidad y en los servicios públicos, avergonzado por tener que pedir dinero a Madrid para pagar las nóminas, Mas se ha inventado el enemigo exterior, y ha recurrido al fantasma del centralismo. Ser de España ya no tiene valor. Ser español, dice Mas, sale caro: pagamos mucho y nos dan poco. Con cuatro renglones de demagogia, ha agitado los viejos reflejos antiespañoles, y de un plumazo ha querido borrar la realidad. Ha sido la clase dirigente catalana la que ha gestionado mal, ha dilapidado, ha malgastado el dinero, ha esquilmado a la empresa con sus porcentajes (¿recuerdan aquello del tres por ciento que dijera Maragall?) Ahora, dice Mas y repite como en un eco Pujol, la solución es un estado propio. Los primeros en pedirle a Mas que cumpla su promesa y convoque una consulta para despedirse de España serán los republicanos de la Esquerra, los que van a recoger más nueces de ese testarazo que el presidente de la Generalidad le ha dado al nogal español. El PP ya ha roto con los de CiU, a Durán le han sacado los colores, y Cataluña se prepara para unas elecciones.
AGUIRRE PRIVATIZA
Semana con debate del estado de la región, dominado por la promesa del “eurovegas”. Me cuentan algunos empresarios bien conectados con Adelson que fue la presidenta la que metió prisa a los hombres de Sheldon para que anunciaran la elección de Madrid. Desde Estados Unidos querían retrasar la elección hasta diciembre. Pero Aguirre llamó al cuartel general de Adelson para pedir, por favor, que el anuncio se adelantara y llegara a tiempo para dominar el debate regional. Le vino bien a Aguirre, porque Tomás, el inefable, volvió a tropezar en esa piedra del juego, se volvió a enredar entre las patas de las tragaperras y la ruleta francesa. A Tomás no le gusta Eurovegas pero resulta que había pujado para llevarse el casino que luego se instaló en Torrelodones. El debate fue intenso, y Aguirre anunció por enésima vez la privatización de Telemadrid. Parece que esta vez será la definitiva, y mientras en la Ciudad de la Imagen los sindicatos cuelgan pancartas para que alguien les salve, otros acarician la idea de quedarse con los canales de la autonómica. Por ejemplo Cerezo, que tiene su tele digital por la que pasa las películas que guarda en su casa, y que así daría el salto para convertirse en un gran empresario de la comunicación. Su fidelidad a Aguirre es conocida. Su ambición por las teles también.
EXCESOS DE MARILÓ
Parecía que la agresividad en las entrevistas estaba de moda, hasta que llegó lo de Mariló con Igartiburu y aquella frase que forma parte ya de las interrogaciones más célebres del año: ¿estás oxidada? Y Ane, que se siente de oro, se vino abajo y se arrugó porque no se esperaba que una colega de la misma cadena le segara la hierba bajo los pies. El encuentro tenía el pretexto de la promoción de un programa en la misma antena y terminó como el rosario de la aurora y como uno de los asuntos más seguidos en este país nuestro que tanto gusta de las bofetadas y el ridículo. Pasados los golpes, la tensión se volvió contra Mariló, que ha tenido que pedir disculpas, mientras en la red se aireaba la hipótesis de que todo respondía a una rebaja del sueldo de la reina de las mañanas en la tele pública. A Igartiburu la pose de mosquita muerta que no ha roto nunca un plato se salió bien, y el público, al ver la escena, se ha puesto de su parte y ha forzado a la brava navarra de Estella a pedir perdón por confundir la agresividad con la intensidad. Quizá Mariló aspiraba a asumir el legado de Ana Pastor, quizá quiera presentar los desayunos y morder espinillas. Lo mejor del duelo entre las divas fue ese instante en el que Mariló se tira a por Carmen Lomana, colaboradora del programa de la tarde, encargada de cuestiones de cultura, y le pregunta a Ane cual es la relación de Lomana con el mundo cultural. Eso fue intenso, más que agresivo. Ane no supo salir, se la vio desvalida y desconcertada. Podía haberle echado cara y contestar que Lomana es cultura, vaya donde vaya.
ROSELL Y LA LIGA
Otro bello momento semanal. Las semanas de disgustos suelen tener estas compensaciones. Siempre hay alguien que hace una lectura interesada, particular, y por tanto extraordinaria de los grandes desafíos. Ahí tienen a ese presidente del Barcelona, que participó en la marcha por la independencia de Cataluña, intentando minimizar el coste de la ruptura. Rosell protagonizó uno de los grandes momentos de la semana al decir que con una Cataluña independiente espera seguir jugando en la liga española, como si el decir adiós a España fuera solo una cuestión folclórica, de buen rollo, sin acritud. Es como aquella señora de la burguesía catalana, que al verse sorprendida en un sexshop de Perpiñán con una cesta llena de artilugios para al bricolage erótico exclamó: “son para regalar, eh?” Rosell, que se puso tras la pancarta del independentismo, no quiere jugar con el Mollerusa en una liga devaluada, que dejaría el Barcelona con la caja registradora vacía, sin el patrocinio de la Qatar Fundation, y con menos espectadores que un duelo con la Cultural leonesa. Rosell quiere ser independiente como Mónaco, dice, que juega en Francia, como si no pasara nada. Al pronunciar tal deseo nos ha dado la dimensión real de la manifestación del 11 de septiembre, las verdaderas intenciones de un independentismo de salón, puro ejercicio de esteticismo de una clase dirigente que cuando le adviertes el precio de la maniobra, se aprestan a olvidar.
LETIZIA A LOS 40
La Casa Real ha pasado a la ofensiva. Siguen aquella máxima de Sun Tzu, el general chino: cuando tus enemigos avanzan, retrocede, y cuando retrocedan avanza con fuerza. En un descanso del caso Urdangarín, han renovado la página web, han fijado la imagen de la monarquía con las tres figuras de la cadena de sucesión, y han publicado un gran reportaje de fotos de la princesa Letizia y familia en su 40 cumpleaños. Las fotos son de Cristina García Rodero, primera y única fotógrafa española, de momento, en la agencia Magnum. Las fotos tienen en primer plano a la Princesa, llevan a Felipe como acompañante y a las infantas como coro infantil. La Casa ha comprendido que Letizia es un activo para la corona, y más después del fracaso de las opciones de boda de Cristina y Elena. Es el triunfo de aquella periodista de televisión convertida en Princesa, a la que el Rey veía con cierto recelo cuando escuchaba elogios sobre su personalidad: “ahora va a venir esta a hacernos buenos a todos”. Pues así fue, ¡quién se lo iba a decir a Juan Carlos! La Casa quiere ganar en el papel couché lo que pierde en las páginas de tribunales de los periódicos diarios. Letizia, por mucho que le pese a Peñafiel, lo ha hecho bien, no ha cometido grandes errores, y es un activo seguro en tiempos de tribulación, mientras el resto de la familia, salvo la Reina, protagoniza malas noticias.
APOTEOSIS DE TOMÁS
Fue en Nimes, se contará a nuestros nietos, mientras en España se perseguía a la fiesta taurina, cuando en Cataluña se prohibían los toros, y cuando en las redes sociales se le llamaba a José Tomás asesino y torturador de animales. Una tarde grande, luminosa, histórica, en plena feria de la Vendimia, en el sur de Francia, país que tiene claro que la fiesta de los toros es un patrimonio nacional francés, país que cría toros en la Camargue, esa comarca cercana al mar en la que los cuernos de los astados apuntan al cielo entre la hierba alta de la marisma. Tomás encerrado con seis toros en ese coliseo romano por el que trepaban los espontáneos sin entrada. En la red circulan las mejores imágenes de esas seis faenas en las que Tomás cortó once orejas y un rabo antes de salir a hombros por la puerta grande. Eran malos tiempos para la tauromaquia hasta que llegó este diestro que apenas lidia tres corridas al año, con esta ceremonia en la cumbre en Nimes, tan alta y tan sublime que dicen que después de una corrida como esa uno debe retirarse, y dejar las cosas tan en alto que no haya quien pueda superarlas. Nimes se convierte así en un punto de referencia en el arte de Cúchares, y en la construcción de la leyenda de Tomás, una leyenda minuciosamente calculada por un torero que hace historia.
URKULLU NO LO VE
Revelador. A Urkullu, ese líder del PNV que masca las palabras con los molares de una dicción de martillo, la palabra independencia le parece demasiado grande, y ya sabemos que sus aspiraciones son más modestas, mucho más al alcance de la mano: el autogobierno, cuanto más mejor. Urkullu se ha desmarcado de Artur Mas, porque tiene claro que su batalla es con la Bildu de Otegui, ese recluso que pide disculpas, como si hubiera empujado a una viejecita al tráfico de la Gran Vía. Urkullu no quiere la independencia porque es consciente de que en esa carrera Bildu le quita la merienda, le gana por goleada, y lo destroza. Al público del PNV le gusta disponer de buena renta, vender maquinaria en el resto de España, comprar lotería de doña Manolita, y ser europeos, con embajada en Bruselas. Al PNV no le va una Euzkadi con fronteras porque estaría gobernada por los marxistas de Bildu, y esos, para los nacionalistas de Sabino Arana, son peores que la derecha españolista.
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