Los del palco del Bernabeu sufren más que el resto de los asistentes que llenan las tribunas y las gradas. Van a reirse y hacer algún que otro negocio con la excusa del futbol. No llegan a la sala del trono de Florentino para ver perder a su equipo, y menos bajo las botas del Barcelona, y menos dos veces en apenas tres días.
Este Madrid es una ruína: ya ha sido eliminado de la Copa, sus posibilidades de ganar la Liga son mínimas ( por no decir que ninguna ) y si sigue jugando como lo está haciendo en los últimos partidos llegar a la final de la Champion es un sueño. La pesadilla está muy cerca: cerrar la temporada con un cero en todas las competiciones.
El primer match ball lo tiene este martes frente al Ajax. Ganó allí por dos a uno pero visto lo visto en cuanto a capacidad goleadora se puede pensar en lo peor. No existe la delantera y los cambios y recambios de un Santiago Solari ya condenado, pase lo que pase en la Champion, no funcionan. Hasta Bensema se ha cansado de su inicial punteria y ahora deambula por el cesped en busca de una brújula que no encuentra. También la han perdido Modric y Kroos y hasta Casimiro es capaz de liarse el solito con el balón como si estuviera en el patio del colegio.
Sacar y poner a Bale por aquello de mantener un valor de mercado que no existe es gastar pólvora de forma inutil, como lo es mantener a Isco en el dique seco y llevarle a jugar dies minutos finales de vez en cuando, o a Marcelo regalarle un asiento en primera línea para ver los partidos. Lo peor: creer que un principiante de 18 años va a salvar al equipo, por más y mejores maneras que presente. Vinicius será una estrella si le dejan, o no, que diría el gran Mariano Rajoy. Del resto de fichajes de esta temporada, lo mejor que se puede hacer es mantener el silencio.
Vamos a ser positivos - dejando las otras dos derrotas del baloncesto frente al Barcelona - para pensar que el año pasado a estas alturas de la Liga la distancia con el líder, que era el mismo, estaba en quince puntos, tres más que en esta cerrada jornada veintiseis. Zidane era el entrenador y Cristiano la figura. El Madrid ganó en Europa y tapó la realidad de un cierre a 17 puntos del club azulgrana. Una bestialidad que ni Florentino Pérez ni sus dos entrenadores han sabido remediar.
Algo huele a podrido y no en Dinamarca. El Madrid tendrá el mejor estadio del mundo, con su centro comercial, su hotel de lujo, sus restaurantes y su cuidado cesped, pero o cambia de ciclo en todo o su principal atractivo, las victorias, se quedarán fuera de sus vitrinas. El presidente Pérez tiene tantos problemas sobre su mesa que no acierta a resolverlos. Y su escondido segundo, tampoco. A veces el cuadro de mandos de los blancos parece un asilo de viejas figuras, empezando por Butragueño y terminando con Raúl, siempre con Chendo en la mitad de la nada.
La realidad triste del Real Madrid es que se ha quedado viejo en jugadores, viejo en estrategias, viejo en espíritu e inexperto como un niño respecto a su futuro. O cambia de presidente - que es casi imposible salvo que él quiera - o cambia de equipo directivo y de plantilla. De los seiscientos millones que se va a gastar en construir el gran mausoleo del futuro Bernabeu, bien haría el mago de las más difíciles y comprometidas negociaciones, Florentino Pérez, en dejar un pico para la reestructuración del personal.