Lo que propone por carta pública y en un periódico a su deseado “socio” es que el día 22 de julio, en la exposición ante el Congreso de su programa de gobierno, Pedro Sánchez plantee a los 350 parlamentarios que estarán sentados en el Hemiciclo que en la mesa del Consejo de Ministros habrá miembros de Podemos, y que si no consigue el día 23 obtener 176 votos como mínimo, el día 25 él retirará su exigencia de gobierno de coalición y apoyará un Ejecutivo en solitario de los socialistas, para lo cual con una mayoría simple ( más votos a favor que en contra ) será suficiente para que el actual presidente en funciones se mantenga en La Moncloa.
En la carta, Iglesias no habla, es lógico, del día y de los días que vienen después, de los apoyos que dará o no Podemos a las iniciativas legislativas del futuro Gobierno, y de si intentará ayudarle desde fuera o ponerse al lado de los que rechacen las medidas que tomen los nuevos/viejos ministros en temas de gran alcance social.
La matemática parlamentaria es tan simple que la propuesta de Iglesias esconde una trampa muy fácil de descubrir. Si sus 42 escaños se suman a los 123 del PSOE, más los seis ya negociados con el PNV y los dos minoritarios de Compromís y PRC, los 173 que resultan están muy por encima de los 153 votos que puede juntar la oposición de derechas. Y con esos números, para impedir la investidura de Sánchez tendrían que apoyar al PP, a Ciudadanos y a Navarra+ los representantes del nacionalismo catalán., algo que no parece que pueda producirse.
Es seguro que Podemos conseguirá parcelas de poder de segundo nivel y para personas que se visualice que parten de su formación. Al igual que aparecerán referencias al pacto de “coordinación” en el programa de gobierno y en las actuaciones de los distintos Ministerios. Ese ha sido el ofrecimiento de Sánchez y ese es el premio con que el que se tendrán que contentar Iglesias y los suyos, aunque sea al precio de nuevas divisiones internas. Todo antes de ir a unas nuevas elecciones.