Si todos los partidos buscan una música, una canción con la que identificarse y que les haga reconocibles entre sus militantes y ante los ciudadanos, es Ciudadanos el que lo tiene más fácil. La canción la compusieron hace 54 años dos hermanos holandeses, Johnny y Charley Kurt, y se llama “La Yenka”.
Auténtica canción del verano, pegadiza, muy bailable expresa con su letra de forma perfecta la evolución del partido de Albert Rivera. Veinte años más tarde, ya en los ochenta del siglo pasado, la volvieron a poner de moda otro duo, el formado por Enrique y Ana. Y en este siglo es pieza obligada en casi todas las actuaciones de los grupos de entretenimiento infantil.
La edad importa en este caso y conviene que recordemos lo preciso del texto y lo bien que describe los movimientos políticos de la formación naranja: izquierda, izquierda/derecha, derecha/ adelante, atrás/un, dos tres. Como es de rigor se comienza saltando a pata coja sobre la pierna izquierda mientras se mueve de forma convulsa la izquierda. Se sigue, repitiendo lo mismo pero con las piernas cambiadas. Para terminar y con los dos pies juntos se avanza hacia delante, se retrocede y se bota tres voces en el mismo sitio. Mejor definición de los vaivenes políticos que ha efectuado Albert desde que comenzara su carrera política desnudo en los carteles es imposible.
El liberalismo del partido naranja le ha permitido navegar por el recuerdo de Adolfo Suárez, ofrecer su apoyo para formar gobierno de Pedro Sánchez, dejarse querer por José María Aznar, apoyar gobiernos de izquierda y derecha. Eclecticísmo en estado puro que haría la delicias tanto de Antioco de Ascalón y Panecio de Rodas como del Maestro Eckhart o nuestro mucho más cercano José Ortega y Gasset.
Si en 2011 Ciudadanos era una formación desconocida en Madrid y la referencia de un centro político entre la derecha del PP y la izquierda del PSOE se dejaba a la UPyD de Rosa Díez, cuatro años más tarde Albert Rivera consiguió siete escaños y 676.389 votos superando a un “derrumbado” PSOE que, eso sí, diez meses más tarde se tomaba un pequeño respiro en su caída a los infiernos y devolvía a Ciudadanos a la cuarta plaza. “La Yenka” se dejaba notar en sus movimientos a la izquierda y a la derecha, siempre en busca de una aceptación ciudadana que ofrecía mucho en los sondeos pero que retrocedía en las urnas.
Con el 28 de abril como meta en esta nueva carrera por la gobernanza de España, Rivera y los suyos han pasado por la derecha al PP hasta que se encontraron con Vox; han pasado por la izquierda al PSOE hasta que se encontraron con Podemos; están intentando volver al centro y todas las encuestas dicen que el ovillo ideológico se les ha enredado entre las piernas, en Madrid sobre todo y para disgusto de Aguado y Villacís, sus dos bazas para la conquista del eje central de nuestro país y que ya saboreaban las mieles de gobernar la Comunidad y el Ayuntamiento.
Si los números y las cuentas salen todos los dirigentes de Ciudadanos, a nivel nacional, autonómico y local tendrán que contar con aquellos con los que dicen no querer sentarse, pero con los que ya se sientan en Andalucía, como son Santiago Abascal y los que le siguen.
Si en la Comunidad de Madrid Albert Rivera ha elegido a un empresario como Marcos de Quinto como número dos de su candidatura, dejando a la emblemática, combativa y mediática Ines Arrimadas un puesto más atrás junto a José Manuel Villegas y Fernando de Páramo puede que sea por recordar que en su infancia y adolescencia bailaba la canción del duo holandés al compás de Enrique y Ana, que es mejor apostar por las burbujas de la vida, y que conseguir más de cinco escaños para el Congreso va a ser tan complicado como esconder sus dulces amoríos con Malú.