Las cuentas salen para la segunda vuelta. Los 124 votos que lograría el candidato serían muy parecidos a los que sumaría la abstención, y desde luego muy por encima de los menos de cien que tendrían el PP, Vox, JxCat, Navarra Suma y Coalición Canaria. Menos votos que nunca para gobernar, es verdad, pero suficientes para echar andar y no tener que ir a las urnas el 10 de noviembre.
Para empezar, la economía. Rivera y Sánchez están de acuerdo en no subir los impuestos a las clases más desfavorecidas por la crisis, pero ambos saben que las arcas del estado necesitan ingresos y que para eso están los impuestos. Hablar de forma genérica de no subirlos es tan sólo una fórmula para empezar a negociar sobre ellos. Y como el reloj corre y el día 23 se acerca los dos partidos pueden acordar la bajada de los mismos, para luego, a partir de la formación del nuevo gobierno, poner nombres y apellidos a los ingresos que necesita Hacienda.
Sigamos. Cataluña, uno de los temas estrella en todas las intervenciones de los dirigentes de Ciudadanos. Puede que tras conocerse la sentencia del Tribunal Supremo se produzcan incidentes pero no de la envergadura, ni de las características de las que llevaron al grupo de dirigentes catalanes a la cárcel o al voluntario exilio. Colocar el artículo 155 como eje de los comportamientos del gobierno central hacia el ejecutivo autonómico no debe ser ningún obstáculo para que Pedro Sánchez y el PSOE y el PSC lo asuman. Haría loo mismo que ya hizo Mariano rajoy dentro de los límites que estableció el propio Tribunal Constitucional.
Tercera y última condición, el gobierno de Navarra. Este puede convertirse en el auténtico obstáculo de la negociación. La elegida presidenta es del PSOE pero al igual que han hecho en Andalucía, Madrid y Múrcia, por poner tres ejemplos, el Partido Popular y Ciudadanos respecto a Vox, como tercer invitado a un pacto en el que los populares hacen de engranaje común entre los dos extremos, lo mismo puede , y en realidad ya lo ha hecho, el PSOE navarro respecto a Bildu. En este caso con el PNV haciendo de argamasa electoral para que sumaran los votos necesarios.
Si las tres condiciones pueden cumplirse y lo que asegura el presidente en funciones y candidato a la investidura es que ya lo hacen, ¿ puede echarse para atrás Albert Rivera y poner nuevas excusas al pacto?. Poder hacerlo, puede, pero tras su intervención y oferta inesperada tendría la misma responsasbilidad que Sánchez de cara a los ciudadanos y a la repetición electoral. Más bien parece que es el primero de los pasos que ambas formaciones están dando de cara a un futuro pacto de gobierno en el que el presidente de Ciudadanos y otros miembros de su partido se incorporaran a un futuro Ejecutivo producto de una remodelación en la próxima Primavera.
De cumplirse esta posibilidad quedarían fuera de juego durante cuatro años tanto el PP como Podemos, situados a la derecha y la izquierda de un gobierno marcadamente centrista. Una noticia que alegrará poco a los sindicatos pero muy mucho a los empresarios y a loos grandes resortes financieros internacionales, desde el Banco Central al Fondo Monetario.
Si se cumplen los pronósticos menos halagüeños sobre la economía mundial para el próximo año, con una recesión cuyo alcance se desconoce pero que estará basada en la incertidembre de los mercados y las bolsas internacionales; en el choque comercial y tecnológico entre
Estados Unidos y China; y en los desajustes que se van a producir en Europa con el Brexit y las elecciones en Alemania, tener un gobierno que dure cuatro años ( con cambios necesarios ) y agote la Legislatura que salió de las urnas el pasasdo 28 de abril puede que sea una de las mejores cosas que le pueden pasar a este país.