SOCIEDAD

Guardiola

Diego Armario | Lunes 22 de junio de 2020
¡Qué tiempos aquellos en los que existían los “abajo firmantes”! Fueron unos años en los que, cuando había que hacer piña en torno a alguna causa noble, alguien escribía un manifestó de solidaridad y el papel rulaba hasta llenarse de autógrafos.

Participé en no pocas ocasiones en las que se pedía la adhesión para algo justo hasta que esos manifiestos se fueron devaluando y se convirtieron en peticiones utópicas o interesadas de ayuda en favor de la mosca africana, la alegría de los pájaros o el coño de la Bernarda, y como yo ya por entonces sabía escribir mucho mejor que los autores de aquellos panfletos, cuando quiero defender alguna causa, para no equivocarme ni equivocar a los que me leen, publico un artículo de opinión con mi propia firma.

Pero ahora ya no hace falta escribir bien ni mal, porque estamos en el momento del eslogan, la frase corta o el insulto contundente y soez para definir un estado de ánimo en contra de lo que sea. Para rebuznar vale cualquier indigente con la bilis a flor de labio, pero lo mas llamativo es el oportunismo de ciertos personajes públicos que se apuntan a la defensa de causas dignas sin que ellos se hayan caracterizado por respetarlas en otras circunstancias anteriores.

Son gente influyente por su nivel de popularidad y no su trayectoria de compromiso con las grandes causas, y se creen en la obligación de hablar de casi todo porque el que no está de guardia pierde la ocasión de contentar a sus seguidores,

Hoy me estoy refiriendo a José Guardiola muy aficionado a erigirse en prescriptor de conciencias para cualquier asunto, incluida la lucha contra el racismo, y lo ha hecho con ocasión del homicidio de George Floyd por la violencia criminal de un policía blanco en Minneapolis.

José Guardiola ha pedido perdón – creo que en nombre de la humanidad – por la forma en que los blancos hemos tratado a los negros en los últimos 400 años. Yo creo que el que debe pedir perdón sin tener que retrotraerse tantos años atrás es él, y lo debe hacer a varios jugadores negros del Barça o del Madrid a los que maltrató, y también a alguno de Manchester City, pero yo no lo tengo que hacer porque a mis amigos negros con los que conviví en África , en América o en España los he tratado siempre como hermanos, y ellos a mí.

Algunos independentistas catalanes, como él, Puigdemont y Torra, por no ampliar más la lista, han acreditado su desprecio y odio a los que consideran de otra raza aunque tengamos su mismo color de piel. Así que, José Guardiola, menos cuento, menos postureo y más coherencia.