Los actuales presidentes de Euskadi y Galicia, Iñigo Urkullu y Alberto Núñez Feijóo.
Sábado 27 de junio de 2020
Los actuales presidentes de Euskadi y Galicia van a ganar con comodidad sus respectivas elecciones del 12 de julio. Tanto Iñigo Urkullu como Alberto Núñez Feijóo van a reafirmasr sus liderazgo y van a causar serios problemas a Pedro Sánchez, el primero, y a Pablo Casado, el segundo.
Reforzado su dominio electoral, con una subida de tres o cuatro escaños, el PNV pedirá su apoyo al PSE para conseguir la mayoría absoluta y seguir gobernando otros cuatro años más. A cambio mantendrá sus acuerdos con Sánchez y le recordará que, justo al lado de los compromisos políticos, están los financieros y entre éstos la “devolución” del BBVA a la órbita vasca, con un cambio en la presidencia, algo que será más fácil si la investigación judicial que se lleva en la Audiencia Nacional en torno a los papeles y grabaciones de Villarejo termina con una inculpación de Carlos Torres.
Si además, y de cara a Bruselas y al Banco Central, se soluciona el problema de Bankia con la compra-fusión de la entidad “nacionalizada” sea o no bajo la presidencia de Goirigolzarri, ambas partes tendrán otro motivo para alargar e incrementar los pactos firmados en torno a la moción de censura que le permitió al secretario general del PSOE sentarse en el sillón de mando de La Moncloa.
La batalla política vasca tiene más componentes a estudiar: si tanto Bildu como Podemos bajan en apoyos electorales y escaños en el Parlamento, aunque sea levemente, la tendencia reforzará a los dos partidos que van a encabezar los resultados electorales. Otro tanto ocurrirá con el PP y Ciudadanos, que han “conseguido” presentarse con una lista común encabezada por Carlos Iturgaiz. Los pronósticos son malos para la coalición y para sus líderes nacionales. Malo para Pablo Casado y malo para Inés Arrimadas, que perderán fuerza en sus aspiraciones futuras y diferentes a nivel nacional.
Lectura política para lo que ocurra en apenas quince días en el País Vasco, pero también lecturas financieras y empresariales. Puede que Urkullu y Ortuzar consigan “recuperar” el banco que necesitan de cara a su largo y lento viaje hacia mayores cotas de independencia para su tierra; lo tienen mucho más difícil en el tema de Iberdrola ante el correoso Sánchez Galán, algo más fácil en Repsol y pueden causar algún que otro problema en Telefónica si consiguieran controlar el BBV, ya que el banco es uno de los principales socios de la compañía que preside Alvarez Pallete.
En Galicia, salvo una gran y muy difícil sorpresa, el PP va a poder mantener su gobierno e solitario, pero será el partido de Núñez Feijóo que no es el de Pablo Casado. Una pérdida de la mayoría absoluta acabaría con el liderazgo del actual presidente de la Xunta y también le crearía serios problema al presidente nacional del partido.
Si como indican todos los sondeos el PSG subirá, mientras pierden fuelle social y parlamentario las izquierdas divididas de Podemos y Mareas, con el nacionalista BNG prácticamente estancado, de la rentabilidad nacional de los resultados se adueñará Pedro Sánchez, que a buen seguro la utilizará tanto para defenderse de los seguros ataques que seguirá recibiendo por parte de la derecha y de de una parte de los partidos independentistas, como para forzar al PP de Casado a negociar su apoyo a los Presupuestos Generales, la gran asignatura de la que España debe examinarse en Bruselas en septiembre, ante una UE controlada tanto en el Consejo como en la Comisión por Alemania.
Sin representación parlamentaria de Vox ni en Euskadi, ni en Galicia, Santiago Abascal tendrá que plantearse si mantiene sus posiciones radicales o intenta moderar su discurse de cara a otras zonas de España. Si insiste en sus posturas más duras puede que ponga en peligro los gobiernos de Madrid, Murcia, Castilla y León y hasta Andalucía por la incomodidad que provoque en sus “socios”.
El nuevo Ciudadanos de Inés Arrimadas ya sabe que su futuro va a ser muy complicado. En Galicia no le ha querido a su lado el presidente Feijóo y unos pésimos resultados en el País Vasco harán que sus dudas respecto a mantener sus apoyos al PP en los cinco gobiernos autonómicos que comparten, o negociar con los socialistas a tumba abierta y sin posibilidad de retroceso, van a convertirse en una de las claves de la política nacional de los próximos meses.
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