Yolanda Díaz y Pablo iglesias en el Congreso de los Diputados.
Rafael Gómez Parra | Jueves 16 de julio de 2020
La ministra de Trabajo cambiará de chaqueta siguiendo el ejemplo de otros dirigentes históricos de la formación que se pasaron al PSOE, a Esquerra Republicana o al propio Podemos para tratar de ascender en la política profesional.
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, es un típico producto de la factoría de Izquierda Unida que ha venido surtiendo de políticos/as a todos los partidos desde su creación hace más de 30 años, primero al PSOE gracias a la actuación estelar de Alfonso Guerra que consiguió que prácticamente toda la dirección del PCE -Pilar Brabo, Enroque Curiel, Jordi Sole Tura- con Santiago Carrillo a la cabeza entraran en la socialdemocracia, seguidos posteriormente por Cristina Almeida, Diego López Garrido o Mercedes Gallizo.
Pero no solamente el PSOE se ha “beneficiado” de la capacidad camaleónica de los dirigentes de IU, también lo han hecho prácticamente todos los partidos nacionalistas y ahí tenemos el caso de Josep Nuet, ex secretario general de Esquerra Unida i Alternativa, diputado de Esquerra republicana tras haber pasado también por En Comu Podemos, todo un ejemplo de funambulismo político, parecido al de Rafael Ribo, líder del PSUC y de Iniciativa per Catalunya Verds, actual síndico de agravios de Cataluña (defensor del pueblo) nombrado por el gobierno independentista.
Muchos de los actuales dirigentes de Podemos y de sus confluencas reginales provienen también de IU, como Jorge García Castaño, que posteriormente se pasó a las filas de Manuela Carmena y Mas Madrid donde milita actualmente como concejal del Ayuntamiento de Madrid. El mismo Pablo Iglesias fue durante muchos años asesor de IU donde aprendió el sistema que un dirigente de la coalición durante la época de Angel Pérez -el líder de la formacióin madrileña durante más de 20 años- expresaba muy gráficamente: “En IU cada día tienes que matar a alguien para mantenerte”.
Ahora le toca el turno a Yolanda Díaz, hija de un dirigente de IU gallego, que ha mamado la vida política de una formación que en los últimos años se había convertido prácticamente en una familia. La ministra de Trabajo, seguramente animada por Pablo Iglesias, ha decidido desvincularse de IU, para aspirar en un futuro a ser la sucesora del líder morado una vez que otras alternativas femeninas parecen haberse caído, entre ellas la de la propia esposa de Iglesias, Irene Montero, convertida en madre de tres hijos casi seguidos y ministra de Igualdad, uno de los departamentos floreros con los que Sánchez convenció a Pablo Iglesias para contar con su apoyo.
Descartada también Ada Colau, la fundadora de En Comu al que se añadió Podemos para no desaparecer de Cataluña y cuyo futuro político podría acabarse, al igual que el de Manuela Carmena, el día que tenga que dejar la alcaldía de Barcelona sino decidiera finalmente acogerse también a la hospitalidad de Esquerra republicana o al del propio PSC que es quien le sigue apoyando para mantenerse a flote en el Ayuntamiento barcelonés.
Desaparecido de Galicia, Castilla La Mancha y Cantabria, además de la fuga de Teresa Rodríguez de Andalucía y la debacle electoral de Euskadi, Podemos solo prevalece de una manera clara en Madrid, Castilla y León, Aragón, Asturias y Canarias y de una manera menos clara en Extremadura, Baleares, Valencia, Navarra, La Rioja, Cataluña o Murcia.
La primera prueba en Andalucía la tendrá que pasar Podemos antes de diciembre de 2022 cuando se convoquen nuevas elecciones. Prácticamente dos años para probar a la nueva secretaria geneal, la roteña Martina Velarde. En los mcomicios de 2018, Adelante Andalucía sacó 17 escaños: ocho pertenecen a Anticapitalistas, que han dejado la organización morada, tres a Podemos y seis a IU, pero los tres de Podemos han anunciado que abandonarán la disciplina del partido.
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