ECONOMIA

El galimatias del acuerdo

El perimer ministro holandés Mark Rutte habla con Pedro Sánchez
José Manuel Pazos | Lunes 20 de julio de 2020
Desde febrero cuando se frustró el acuerdo presupuestario, y tras la llegada de la pandemia, la Comisión Europea ha estado trabajando en los puntos de encuentro entre los 27. Previsiblemente lo logrará. Y será meritorio.

Cuando a mediados de febrero, en la última cumbre presencial antes del Covid, el Consejo Europeo, que debía de aprobar el marco presupuestario 2021-2027, se levantó sin acuerdo, básicamente se trataba de negociar como cubrir los €12MM de la contribución anual británica. O se prescindía, o se repartía entre los 27. Esencialmente, los contribuyentes netos (10 de los 27) no querían cubrir el hueco, y el ya modesto presupuesto europeo (poco más del 1% del PIB conjunto) quedaría reducido respecto al marco presupuestario anterior 2014-2020. La cifra propuesta por el presidente del Consejo era de €1,09 billones. No hubo forma. Se levantaron con los deberes por hacer y llegó la pandemia.

ASÍ ES EUROPA

Este fin de semana, el presupuesto volvía a la mesa, pero no solo. Lo acompañaba el Plan de Recuperación, ahora llamado Next EU Generation (NGEU). La nueva propuesta del presidente del Consejo, que lleva semanas intentando tejer un acuerdo que recoja todas las sensibilidades y que modifica levemente a la baja la inicial propuesta de la Comisión, es un presupuesto de €1,074 billones y un NGEU de €750MM (€500MM en transferencias y €250MM en préstamos).

Más pronto que tarde habrá acuerdo. Las líneas irán de este modo: i) la cifras (pueden sufrir rebajas); ii) determinar quién supervisa el uso de los fondos y el avance en las reformas, y quién los proyectos de destino; iii) las condiciones, que se ligan al respeto de las recomendaciones específicas de la Comisión para cada país, a los principios y valores europeos (mirando a Hungría y Polonia), y al cambio climático (un 30%); iv) los recursos propios de la UE, que defiende el Parlamento Europeo mediante figuras impositivas propias (plástico, tasa digital y aranceles vinculados a la emisión de CO2), para reembolsar el NGEU; v) el calendario de desembolsos (el 70% en 2021 y 2022 y el resto desde 2023 hasta 2026) y su distribución caso a caso (por unanimidad o por mayoría cualificada con el visto bueno de la Comisión).

Ambos, marco presupuestario y NGEU, precisan aprobación unánime. Por motivos políticos (Polonia y sobre todo Hungría) o económicos (los “frugales”) la negociación es compleja, pero a todos interesa el acuerdo. En el caso de los “frugales”, a cambio de reducir importes (€70MM) y mantener el descuento de su contribución (€2,81MM) consecuencia del llamado “cheque británico” que también incluye a Alemania (€3,67MM) junto a Países Bajos, Suecia, Austria y Dinamarca. En el caso de los políticos, Polonia parece más fácil (es uno de los mayores beneficiarios) y habrá que tragar con Hungría suavizando exigencias. Así es Europa.

OJALÁ NO SE EQUIVOQUEN

Pues bien, en medio de este galimatías, todos saben que tiene que emerger un acuerdo, de modo que es difícil que los mercados estén demasiado preocupados. En el terreno cambiario, estamos asistiendo de hecho a una revisión significativa de pronósticos a favor del euro, quizá no espectacular en cuanto a niveles (se revisan las anteriores entre 3 y 5 grandes figuras en relación al dólar) como general por el número de entidades que lo anuncian. Es llamativo que, cuando la pandemia está causando todavía un impacto muy importante en contagiados y fallecidos, particularmente grave en EE.UU., y los rebrotes empiezan a ser inquietantes en Europa, los mercados trabajan en modo “lo peor queda atrás”. Ojalá no se equivoquen en esto como parecen no hacerlo a la hora de descontar un acuerdo europeo. Esto último, se resolverá pronto, la pandemia, quién sabe.