Era una mezcla de huída y decepción por el abandono en el que le había “enterrado” Mariano Rajoy. Hoy hace bueno el dicho de que las venganzas se toman en frío, que basta con sentarse a esperar a ver cómo pasa el cadaver de tu adversario. Las conversaciones y la documentación incautada al ex comisario Villarejo le están sirviendo para justificar una parte de su adiós, de su cansancio de aquel septiembre de 2013.
Lo hacía con lágrimas en los ojos por su deseo de dejar la " primera línea de la política" , pero no la política, que para ella es una pasión que la consume de la misma forma que el fuego consumía al Ave Fénix, para resucitar desde sus cenizas. Con una diferencia respecto al ave mitológica: la ex presidenta no ha esperado 500 años para regresar.
La " líderesa" justificó su marchó por cansancio, dedicación familiar, enfermedad, estrategia política, salvaguarda de su imagen durante la crisis, impaciencia, miedo... solo ella sabe la razón profunda del abandono. Lo que sabemos los demás es que a las 24 horas de marcharse ya se había arrepentido, y la primera en darse cuenta fue la que era entonces ministra de Defensa y secretaria general del Partido Popular, Dolores de Cospedal, durante la conversación telefónica que mantuvieron, justo antes de que Aguirre volara en aquel otoño con unas amigas hacia la isla de Ibiza, que no estaba sometida al castigo del Covid 19.
Durante este largo retiro la expresidenta ha aparecido con cuentagotas en los medios de comunicación con declaraciones " liberales" que cuestionaban las medidas del actual gobierno de coalición para combatir la crisis y que también lo hacían en la etapa convulsa de Mariano Rajoy, al que veía como un líder demasiado blando para afrontar los problemas territoriales que planteaba y plantea Cataluña, y demasiado obediente a los dictados de la Alemania de Angela Merkel, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario como para abandonar los principios del partido y las promesas electorales y atacar con más y más impuestos a la base electoral del PP, la clase media.
Aguirre no estaba de acuerdo, ni está de acuerdo con casi nada de lo que está pasando pese a que tres de sus antiguos “protegidos”, la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, el actual alcalde la capital y el presidente del PP dicen representar los valores que ella defiende. Y algún otro, como Santiago Abascal, está al frente del tercer grupo parlamentario del Congreso.
Juega con los tiempos y las ambiciones con la frescura y la libertad de quien no tiene que ya no tiene que justificar su pasada gestión en la Comunidad, ni las cuentas del gobierno pese a haberlo dirigido durante nueve años y habérselo " cedido" a su mano derecha, más como regalo envenenado que como obsequio amistoso. El tiempo dicen que lo cura casi todo y la memoria tiene tendencia al olvido.
Si en el pasado a su compañero y " enemigo íntimo" , Alberto Ruiz Gallardón, se le consideró el " verso suelto" del PP, y ella fue una de sus más acérrimas críticas, ahora cumple con ese papel y no duda en plantear de nuevo lo que fue la base de su credo político. De paso se toma alguna que otra venganza hacia Mariano Rajoy, de quien llega a afirmar que la espiaba ( de nuevo el omnipresente Villarejo ) y hacia el que fuera su mano derecha Ignacio González. Ella es única, singular, atrevida, provocadora, inconsciente, populista y dice que hasta liberal.
Unos creen que nunca ha abandonado sus aspiraciones a dirigir a los populares y a sentarse algún día en el palacio de La Moncloa y que, por esa razón, pide y pide más democracia interna, apertura de las listas electorales y hasta primarias para elegir a los líderes, única forma para eludir el poder burocrático y cerrado de las organizaciones políticas. Y si ella no lo consigue, si que lo haga una de sus “criaturas” políticas.
Otros creen que es una forma de defender su pasado al frente del PP madrileño atacando a los que pueden criticar todo lo que hizo desde de ese puesto, que lo que hace es una campaña continua entre la población en busca de una imagen de inconformista que no tuvo durante sus mandatos en el gobierno.
Y otros, al margen de conspiraciones mayores en busca de rupturas casi imposibles y gobiernos de concentración que exigirían el desplome de todas las instituciones del país, lo que ven en el comportamiento de Esperanza Aguirre es una petición camuflada o vestida de permanente incordio interno para que su propia realidad como dirigente política no sea una simple coma en la historia de la derecha española, que pueda colocar en su currículum dos palabra junta a la de presidenta y ministra.
Mientras cualquiera de esas cosas sucede, la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, la ex presidenta del Senado, la ex ministra de Educación, la ex concejala del Ayuntamiento de Madrid parece que ha vuelto aprovechando los datos que han salido sobre las prácticas o posibles prácticas del que era su jefe y presidente del Gobierno de la Nación. Al igual que el Ave Fénix que relataran los sacerdotes egipcios de Heliopolis y hasta el propio Papa Clemente," su plumaje político es rojo, anaranjado y amarillo, con fuerte pico y garras". Bien es cierto que esa imagen de ferocidad y agresividad " eternas" las compensaba con sus lágrimas, que eran curativas.