Sebastián Piñera acepta el resultado de la consulta en la misma noche de la votación.
Por Marta Gómez Galán
La rebelión popular de octubre de 2019 obligó al gobierno de Piñera y al Congreso a convocar un referéndum para derogar la Carta Magna heredada del dictador que estuvo 17 años en el poder y que aceptó retirarse para abrir paso a la transición a la democracia en 1990 a cambio de que no se hiciera un juicio al golpe de Estado que dio en 1973.
Los chilenos aprobaron con un 78,20 por ciento derogar la Constitución legada por la dictadura de Augusto Pinochet y redactar una nueva Carta Magna después de 30 años de la otra consulta hecha por el propio dictador en 1988 donde el 56% votó en contra de que siguiera al frente del Estado y que dio paso a la transición a la democracia a partir de 1990.
Los pinochetistas solo alcanzaron un 21,80% en una votación en la que participaron el 43% del electorado, unos 6,4 millones de votantes, una cifra alta si se tiene en cuenta que en las presidenciales de 2011 cuando fue elegido el actual presidente, Sebastián Piñera, votó un 46,7% en la primera vuelta y una 49% en la segunda y decisiva votación.
El referéndum fue la única salida que encontró Piñera para intentar parar la rebelión popular que estalló hace un año contra las medidas ultraliberales del gobierno de la derecha chilena. Con un ejecutivo desbordado, que tuvo que sacar al ejército a la calle, y un oposición socialdemócrata que se turnaba en el Palacio Presidencial, los partidos parlamentarios acabaron comprometiéndose aq convocar la consulta y acabar así definitivamente con el régimen de Pinochet que falleció en 2006 sin haber sido nunca acusado del golpe de Estado que dio en septiembre de 1973 contra el presidente Salvador Allende, que fue asesinado.
A pesarse todo, las protestas no han parado desde entonces causando graves disturbios en todo el país, que obligaron por ejemplo a suspender la Cumbre del Clima de la Onu prevista para noviembre de 2019 y que tuvo que hacerse en Madrid, y que se recrudecieron este año, poco antes de la consulta, con la quema de dos iglesias en pleno centro de Santiago de Chile tras la manifestación convocada para recordar los disturbios de hace un año. Varios partidos de izquierda han rechazado la solución de la elaboración de una nueva Constitución porque se hace sin convocar una verdadera asamblea constituyente y sin una condena explícita de la dictadura.
"Oh, Chile despertó, Chile despertó", gritaron las miles de personas que se congregaron en la céntrica plaza Italia de Santiago, para celebrar el triunfo de la opción "Apruebo" al cambio constitucional, versus el 22% que obtuvo la alternativa por el "Rechazo", escrutado el 53% de las mesas, informó “Cuba Debate”.
"Ni de joven pensé que en Chile seriamos capaces de unirnos para semejante cambio (...) Nunca vi tanta gente votando y con ganas de votar, de querer participar", dijo a la AFP María Isabel Ñúñez, de 46 años, ejecutiva de ventas de un banco, quien caminaba de la mano junto a su hija de 20 por la céntrica plaza de Santiago, epicentro de las manifestaciones que estallaron hace un año en Chile.
En el interior del palacio de gobierno, fuertemente custodiado por la Policía, el presidente Sebastián Piñera -que se mostró neutral frente a este referéndum- pidió a los chilenos que la nueva Constitución sea un marco de "unidad" para el futuro.
"Este Plebiscito no es el fin. Es el comienzo de un camino, que juntos deberemos recorrer para acordar una Nueva Constitución para Chile. Hasta ahora la Constitución nos ha dividido. A partir de hoy, todos debemos colaborar para que la Nueva Constitución sea el gran marco de unidad, de estabilidad y de futuro, y se constituya en la Casa de Todos y en la Ley Fundamental de la República, respetada y legitimada por todos los chilenos”, dijo el mandatario, escoltado por todo su gabinete de ministros.
"Hay un triunfo categórico por el Apruebo y nosotros tenemos que ponernos inmediatamente a trabajar para poder elegir los mejores constituyentes", dijo Jacqueline van Rysselberghe, presidenta del oficialista partido Unión Demócrata Independiente (UDI), el más grande del país y el único que apoyó por completo la negativa al cambio constitucional.