Alberto Garzón, ministro de Consumo.
Rafael Gómez Parra | Viernes 08 de enero de 2021
Alberto Garzón se declara republicano pero en realidad está demostrando que tiene sus propios Reyes, el Juego, la Banca e Iberdrola.
El ministro de Consumo ha conseguido convertir las televisiones en un gigantesco complejo de casinos on line que acabará afectando muy seriamente a la salud mental y a la economía de las familias más modestas del país.
Los bancos se está forrando poniendo sin medida comisiones a sus clientes más vulnerables también sin que el ministro de Consumo haya dicho está boca es mía y lo mismo está ocurriendo ahora con la mayor subida de la electricidad de los últimos años justo en el momento en que hace más frío y se necesita más energía.
¿De qué vale ser ministro de Consumo –salvo para cobrar un sueldo astronómico y vivir a costa del erario publico- si ni siquiera eres capaz de frenar un poco el afán desmesurado de arramblar con los dineros de los españoles de los señores del Juego, los buitres de los banqueros y los faraones de la luz y el gas que, puestos en línea, van a llevarse los pocos ahorros que en plena pandemia hayan conseguido reunir las familias.
Decía hace unos meses, en una entrevista de televisión, la ministra de ¡Trabajo, Yolanda Díaz, que si viera que no pide llevar a cabo su programa de gobierno se iría a su casa, pero la realidad es que ninguno de los ministros de Sánchez –la mayoría no se sabe a qué se dedica- ha hecho la menor intención de dejar libre su sillón para por lo menos rebajar la enorme factura que significa mantener a 22 titulares de carteras a más de cien mil euros mensuales por cabeza.
Como de lo que se trata es de vivir del cuento, cada uno, sea del gobierno PSOE-Podemos, sea del PP de Casado y Ayuso, se limita a echar la culpa al contrario. Si las eléctricas cortan la luz a los barrios de La Cañada en Madrid, Pablo Iglesias echa la culpa a los peperos de Ayuso y Almeida, pero no hace nada de lo que podría mandar como vicepresidente.
Si las vacunas no llegan al ritmo adecuado, Ayuso y compañeros barones autonómicos del PP reclaman a Illa por la tardanza, mientras que se callan que ellos no son capaces siquiera d poner con cierta rapidez las dosis que les han entregado. Se trata solo de echar balones fuera con tal de no aceptar las propias culpas. ¿Dimitir?, ni hablar que se vive muy bien en el gobierno y mucho menor en la oposición.
No es verdad, en ninguno de los casos, que no se puedan hacer mejor las cosas. Se puede erradicar el juego porque ya se sabe que puede causar enormes males sociales como llevan años avisando las asociaciones vecinales afectando sobre todo a los jóvenes y de rebote a sus padres que son los que finalmente han de pagar las facturas.
Se puede evitar que los bancos pongan comisiones que llegan a los 20 euros mensuales a las cuentas más modestas simplemente porque no pueden cumplir las condiciones estrambóticas que se inventa Bankia –rescatada con dinero de todos- para libarse del impuesto revolucionario. ¿A qué los bancos no cobran comisiones a los ricos?
Y por fin, si las eléctricas y las gasistas no son capaces de poner un precio estable a la energía, ¿no habrá que volver a crear una empresa pública que sirva para regular las tarifas?. Cuando los gobiernos de Felipe González y José María Aznar privatizaron el sector de la energía nos dijeron que la competencia iba a favorecer una disminución de precios, Era mentira y ellos lo sabían, pero ahora ha quedado claro y eso lo criticaba Alberto Garzón desde Izquierda Unida. Ahora se le ha olvidado o le han comprado.