Rafael Gómez Parra | Domingo 14 de febrero de 2021
El líder del PP exhibe sus diferencias con Rajoy para tratar de evitar una fuga de votos catalanes hacia Vox y recuperar algunos de Ciudatans.
La campaña electoral en Catasluña no solo ha provocado choque de trenes en el gobierno de Coalición entre los ministros del PSOE (Sánchez hace como que no se entera) y Pablo Iglesias sino en la propia oposición de la derecha, incluso en el interior del PP.
Ha bastado una comentario de Pablo Casado a la radio catalana criticando la estrategia que siguió Rajoy frente al referéndum catalanista del 1 de octubre de 2017 para que desatara un fuerte malestar interno en su partido que recupera en gran parte los argumentos que el actual presidente del partido desarrolló en la campaña electoral del 28 de abril de 2020 abominando de la etapa de maricomplejines y de la derecha cobardita.
“Había que haber evitado el 1-O, quizás actuando el 7 y 8 septiembre, teniendo más información para que no llegaran las urnas y para que no se montaran mesas electorales, desplegando las fuerzas policiales horas antes de que hubiera gente colegios electorales…", afirma ahora Casado desmarcándose también de la decisión política de cargar contra los votantes el 1-O.
Para Casado queda claro ahora, porque entonces no se atrevió a decir nada, que Rajoy y Soraya Saénz de Santamaría actuaron tarde y mal para impedir el referéndum con un fracaso total del CNI y de los servicios de información de la policía y de la guardia civil, incluyendo al coronel Pérez de los Cobos, al director de los espías, el general Sanz Roldán, de los que nunca se sabrá si fallaron ellos o fue por las órdenes que recibieron de La Moncloa.
Todo esto ha desatado molestias al antiguo equipo dirigente del PP que en gran parte sigue vivo en el partido como es el caso de la ex presidenta del Congreso y ex ministro de Fomento, Ana Pastor, íntima amiga de Rajoy, que fue recuperada por Casado tras su fracaso del 28A para que le acompaña en la campaña del 10N. Donde el PP recuperó algunos escaños perdidos.
Cada fracaso electoral, y Cataluña va a ser uno más, provoca inquietudes en Pablo Casado que no sabe si finalmente va a poder recorrer el mismo viacrucis que realizó Marciano Rajoy, perdiendo elección tras elección durante casi siete años desde 2004 hasta que finalmente la crisis económica tumbó el gobierno de Zapatero ny le permitió llegar va la Moncloa el 20 de noviembre de 2011.
Si Casado se la juega de nuevo en Cataluña, lo mismo le ocurre a Santiago Abascal al que, en cambio, le vale con entrar en el Parlament aunque sea con tres diputados, para justificarse ante sus votantes.
Peor lo tiene Inés Arrimadas, la vencedora de las anteriores elecciones que no supo o no pudo sacar provecho a su victoria y que ahora se puede ver abocada a convertirse en un partido irrelevante a no ser que finalmente suene la flauta por casualidad y que los independentistas pierdan la mayoría yse abra la posibilidad de un govern del PSOE, con los votos de Ciudadanos y de En Como Podemos. Cosas más raras han ocurrido.