SOCIEDAD

Abuso policial

Diego Armario | Miércoles 17 de febrero de 2021
No creo en los mitos porque son una construcción irreal de personajes que solo existen en la imaginación calenturienta de los aficionados a la épica, cuando en realidad no hay ningún ser humano que no oculte alguna vergüenza. Por eso razón mi opinión sobre las instituciones que tienen fama de ser buenas, justas y benéficas es manifiestamente mejorable y, aunque el lenguaje popular a veces se refiere a los que delinquen como a “garbanzos negros y ovejas descarriadas”, me resisto a otorgar a cualquier institución globalmente el beneficio gratuito del elogio.

Por eso evito calificar de ejemplares a las instituciones poderosas que existen en la sociedad ya sean civiles, militares, religiosas, económicas o supuestamente solidarias, porque todas ellas tienen en su seno a hombres y mujeres que, en ocasiones, se comportan de forma despreciable.

Digo esto a colación de la paliza que un subinspector y un agente de la Policía Nacional fuera de servicio, le propinaron ayer en Linares de un ciudadano y a su hija menor de edad, con el agravante de que posteriormente, y sabiendo que estaba siendo grabado, el de mayor graduación de los dos se reafirmó en que merecían esa agresión.

Lo primero que quiero afirmar es que estoy persuadido de que estos dos tipos despreciables eran suficientemente conocidos por sus compañeros y a nadie les habrá producido sorpresa su comportamiento delictivo. Por lo tanto, si permanecían en el Cuerpo Nacional de Policía y en posesión de armas de fuego, era por la desidia de sus jefes más inmediatos a los que no les habrá supuesto ninguna sorpresa ese comportamiento, hasta el extremo de que desde el primer momento se hicieron cargo de la investigación de los hechos agentes de otra demarcación distinta a Linares.

El caso se ha judicializado y habrá que esperar a la sentencia que se dicte en su día, pero independientemente de ese trámite, la propia institución debería tomar nota de que los dos implicados en este lamentable suceso no pueden ejercer como policías con armas de fuego personajes violentos y sin principios éticos .

Es cierto que portavoces de la Policía Nacional han condenado ese comportamiento y han reiterado que ellos están para defender la libertad de los ciudadanos, pero no solo debe existir un criterio riguroso de selección de quienes forman parte de la Institución, sino también un seguimiento de sus conductas, no vaya a resultar que tengan razón los guionistas de las series de policías en el cine y la televisión.

Siempre hay un testigo que guarda silencio cobarde y criminal de los abusos policiales. al igual que los abusos a menores o contra las mujeres.