NACIONAL

Puigdemont y Sánchez Llibre, las dos caras del catalanismo

Sánchez Llibre, entre Pedro Sánchez y Quim Torra.
Rafael Gómez Parra | Martes 09 de marzo de 2021

El ex presidente huido y el empresario-politico vuelven a colocar a los políticos catalanes ante la disyuntiva de romper o pactar con España



El viaje sin retorno iniciado por parte de la burguesía, representada por la antigua Convergéncia de Pujol y Artur Mas, y la pequeña burguesía incrustada en ERC, auspiciada y financiada por algunos grandes empresarios, ha comenzado una nueva etapa en la que las dos almas del catalanismo: la de la ruptura y la de la conciliación con España, se volverán a enfrentar.

La primera, la de romper, representada por el fugado Carles Puigdemont, y la segunda, la de llegar a un acuerdo, encarnada por un renacido Sánchez Llibre que desde Foment del Trevall, ha logrado reunir a casi todos los grandes empresarios para pedir un gobierno fuerte, fiel a las instituciones, que restablezca el orden público en las calles.

La ruptura con España iniciada por Artur Mas tras el fracaso del nuevo estatuto de autonomía -que debería haber dado al govern la gestión de los presupuestos catalanes al mismo nivel que los gestiona el gobierno vasco, y que es lo que reclamaba la burguesía catalana-, reventó la coalición entre Convergéncia (Pujol) y Unió Democratic (Durán y Lleida).

También el PSC estuvo a punto de saltar por el aire después por la guerra entre los catalanistas y los charnegos, que acabó con la marcha de los primeros a engrosar las filas de Esquerra Republicana, el partido que más se ha visto beneficiado por el devenir político catalán. Y parte de los segundos se marcharon eventualmente a Ciudadanos y ahora parece que algunos volvieron al PSC de Illa y otra parte a Vox.

La Izquierda Unida catalana, por su parte, desapareció para integrarse parte en Comú-Podemos o en ERC, y otra parte, los más radicales, en la CUP.

Cinco años después de la deriva de Artur Mas, las espadas vuelven a estar en alto, aunque los protagonistas no están tan claros, como lo demuestra el hecho de que Puigdemont haya perdido la mayoría que tenía sobre Oriol Junqueras, lo que debería dar la Presidencia de la Generalitat a Pere Aragonés (ERC), y que Salvador Illa (PSC) se enfrente a un futuro incierto parecido al que vivió Inés Arrimadas tras los comicios de 2017 donde ganó,

Perdida la inmunidad que le ha otorgado el ser diputado europeo, Puigdemont necesita hacer un acto de fuerza para que se le siga reconociendo como el líder de la independencia catalana y de nada le vale que Oriol Junqueras le mande sus condolencias y apoyo si al mismo tiempo le quita la Generalitat.

Tras el acto de Sánchez Llibre con los empresarios, el ex presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona, Joan Canadell, número tres e la candidatura de Junts por Barcelona –el de la frase “España es paro y muerte”- se ha apresurado a acudir a la toma de posesión de su sucesora Mónica Roca, para asegurar que la institución seguirá apoyando la independencia a pesar de su marcha a la política.

Aunque evidentemente estaban al tanto de la iniciativa de Llibre, los líderes independentistas no han sabido o no han podido encajar muy bien la protesta empresarial en las negociaciones para la formación del nuevo gobierno. Si por un lado, Pere Aragonés, presidente en funciones, ha condenado la violencia de las manifestaciones en las calles por el encarcelamiento del rapero Pedro Hasél, por otro han escatimado los apoyos a los Mossos para no romper las negociaciones con la CUP.

Lo mismo le ha ocurrido a Ada Colau, que ve como los manifestantes destrozan mobiliario urbano u y siembran el caos en las calles, o al propio Puigdemont cuyo sucesor, Quim Torra, llegó a alentar las manifestaciones que realizaron los independentistas para protestar contra la sentencia del procés y a criticar la “dureza” de los Mossos. Un dislate que diría el cronista.

Un gobierno catalán que no tuviera al menos unos acuerdos base con la CUP –le bastarían para salir adelante los votos de En Comú-Podemos- volvería a poner en peligro el orden público cosa que no podrían soportar más los empresarios catalanes. Y darle la Presidencia del Parlament o integrar en el govern a la candidata de la CUP, Dolors Sabater, daría muchos más problemas que la coalición de Sánchez con Podemos.


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