Por Marta Gómez Galán
La quiebra de una de las grandes financieras mundiales, Greensill, se cierne peligrosamente sobre el ex ministro británico David Cameron, acusado de haberle abierto las puertas del Reino Unido y haberse convertido en su asesor especial tras su salida de la política. Lo que en España se conoce como las puertas giratorias.
David Cameron fue en su día el ídolo de los tories, el hombre que acabó con casi trece años de dominio laborista en la política británica. El político que liquidó la Tercera Vía (el liberal laborismo) de Tony Blair.
Ganó dos veces las elecciones en 2010 y 2015, para entre medias celebrar un referéndum en Escocia (2014) que dio como resultado un amplio apoyo a continuar unida a Inglaterra. Sacó la mitad de las tropas inglesas de Irak, pero se metió de lleno en el conflicto contra Libia y finalmente cometió el error de convocar una consulta general, el Brexit, para decidir si seguir o salirse de la Unión europea que perdió obligándole a dimitir.
Designado presidente de Alzheimer's Research UK, principal organización benéfica de investigación del Alzheimer en el Reino Unido, Cameron parecía haber desaparecido de la vida pública, pero la quiebra de una empresa de servicios financieros, de origen australiano, Greensill Capital, le ha sacado del anonimato y los medios de comunicación le acusan abiertamente de haber favorecido a esta empresa durante su mandato para posteriormente haberse convertido en asesor especial bien pagado.
En concreto, Cameron concedió en 2011 a Greensill la gestión financiera de adelantar, en forma de créditos al Estado, los pagos que el Servicio Público de Salud tenía que pagar a las farmacias británicas.
Las revelaciones del Financial Times y el Sunday Times sobre sus relaciones con la financiera Lex Greensill, que forma parte de Greensill Capital, podrían acarrearle serios problemas judiciales después de que la quiebra de esta empresa haya puesto en peligro miles de puestos de trabajo en el sector del acero europeo.
Greensill anticipaba el pago de las empresas a sus proveedores a cambio de jugosas comisiones, pero los impagos reiterados de algunas de las grandes empresas asociadas le han llevado a la quiebra.
Entre sus clientes estaban NMC Health y la firma británica de alquiler con opción a compra BrightHouse, que se hundieron en 2020, así como la cartera del Vision Fund de SoftBanko o la hotelera india Oyo. Pero lo que le ha llevado a declarar la quiebra ha sido su papel como gran proveedor de crédito para el industrial Sanjeev Gupta.
Sanjeev Gupta es un empresario británico nacido en India, fundador de Liberty House Group y presidente de GFG Alliance, un conglomerado internacional que opera principalmente en las industrias del acero y la minería.
Al parecer, dos años después de dejar la política, Cameron se incorporó a Greenfill Capital como asesor especial y en 2020, envió un mensaje de texto a los funcionarios del Tesoro del Reino Unido, incluido Rishi Sunak, el actual Ministro de Hacienda, solicitando préstamos de emergencia para Greensill Capital, sin éxito.
El ex líder torie tenía opciones sobre el capital de Greensill, que podrían haberle aportado hasta 60 millones de euros si la empresa financiera hubiera escapado de la quiebra.
Los laboristas piden una investigación y para colmo de mal, el asunto Cameron está alimentando peligrosamente las sospechas de "amiguismo" que se están acumulando en torno al partido conservador de Boris Johnson. Desde el comienzo de la pandemia, los grandes contratos públicos se han adjudicado discretamente a familiares de ministros, incluido Matt Hancock, ministro de Salud, lo que les ha permitido ganar millones en el proceso.