NACIONAL

Yolanda Díaz, blanca por fuera, roja por dentro, futuro sin escribir

Raúl Heras | Lunes 12 de abril de 2021
Va a cumplir cincuenta años el 6 de mayo entre las sacudidas de las elecciones madrileñas. Yolanda Díaz, de la mano de Pablo Iglesias, ha pasado por su izquierda a todos sus compañeros del PCE y de Izquierda Unida. Convertida por el todavía líder de Podemos en su sucesor se ha transformado por fuera pero asegura mantener sus convicciones por dentro.

Desde Fene, donde nació en 1971, se tiene que pasar por el puente de As Pias para llegar al Ferrol. Por allí ha pasado toda la familia desde hace cincuenta años. Su padre, Suso Díaz, fue secretario general de Comisiones Obreras de Galicia y dirigente del PCE; su tio, que milita en el Bloque Nacionalista Gallego, y sus dos hermanos mayores. Pasado y presente “rojo” como el vestido con el que se casó en 2004 con Juan Andrés Meizoso.

Antes de convertirse en la persona de mayor confianza de Pablo Iglesias y de Irene Montero - tanto ,monta, monta tanto - Yolanda contrató al por entonces desconocido profesor de Ciencias Políticas en su asesor para la campaña de las elecciones autonómicas de Galicia en el año 2012. Ya era coordinadora nacional de Esquerda Unida desde 2005, teniente de alcalde del Ayuntamiento de El Ferrol y parte del equipo del por entonces responsable de IU a nivel nacional, Cayo Lara.

çLa hoy vicepresidenta tercera del Gobierno y ex ministra de Trabajo desde enero de 2020 se mantiene dentro del PCE pero fuera de la IU gallega. Problemas de integración electoral de las fuerzas de izquierda dentro de En Marea. A su padre y a su tio les ha pasado lo mismo. Nacionalismo rojo pero dentro de un orden. La España occidental se parece a la oriental ( Cataluña ) pero sin las prisas y los deseos de sus “ primos” catalanes.

Desde que aterrizó en el Congreso de los Diputados en 2016 y luego en el primero gobierno de coalición de Pedro Sánchez su transformación es evidente. Estilismo de derechas para una mente y unos objetivos de izquierda. Más coherente que Iglesias y más radical que Errejón sus ejemplos están más en la alcaldía de París que en el gobierno madrileño de Díaz Ayuso, pese a reconocer que los resultados del 4 de mayo van a influir y mucho en su propio futuro político.

Abogada laboralista con despacho propio en El Ferrol desde 1998 su historia personal es muy parecida a la de otros abogados que pertenecieron o pertenecen al PCE, algunos de los cuales se sientan hoy en una de las salas del Tribunal Supremo. Ninguno de sus compañeros de partido e ideología han llegado tan alto en el gobierno de la Nación. Un paso, tan sólo un paso para la persona que podría convertirse en jefa de gobierno llegado el momento. Difícil como hace años, pero no imposible. Tendrá que conquistar su propio territorio dentro de la izquierda, por elección y no por designación. Hoy tiene su futuro muy ligado a la suerte o desgracia de Pablo Iglesias pero ese recorrido es pequeño y puede serlo aún más si el ex vicepresidente se estrella en Madrid.

La experiencia le dice que a la izquierda le gustan las divisiones más que un dulce a un niño. Lo experimentó en Galicia y lo ha visto en la capital del Reino. Para conseguir que los trajes blancos y las mechas castañas en el pelo le permitan dar esa imagen de elegancia y moderación no se queden en mera apariencia, que se trasladen al ámbito del poder real, tiene que conseguir que la sopa de letras que hoy es la izquierda, desde Podemos a Izquierda Unida, desde el PCE a Más Madrid, desde los Verdes a Equo, desde el nacionalismo moderado al federalismo de vocación, debe convertirse en una líder que deje atrás el inmediato pasado y los evidentes y notorios errores de su antecesor y amigo. Conseguir que éste se aparte, de verdad, a un lado como ha asegurado no va a ser fácil.

En su pueblo natal, Fene, de apenas 14.000 habitantes está el petroglifo de Marraxón, en lo más alto del monte desde el que se puede ver toda la ría de El Ferrol.Allí, junto a los restos megalíticos que se salvaron de la destrucción urbanística existen cuatro grandes piedras planas, “Os asentos máis duros do mondo”. Yolanda Díaz los probó de niña. Hoy saben que no lo son, que los asientos más duros del mundo están en la Carrera de San Jerónimo y en el palacio de La Moncloa. La política es capaz de romper el corazón de granito más duro.


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