Cinco partidos- seis en el caso del Barcelona - y se acabará la Liga. Cinco jornadas para saber que equipo ganará la competición de los millones. Hay tres aspirantes que coinciden de forma milímétrica con los tres clubs que más presupuesto tienen y los tres cuyas plantillas están más valoradas. Terminada la competición se abordará la guerra abierta a nivel europeo. En juego, miles de millones de euros.
SI bien es verdad que son dos los que pasan de los seiscientos millones en gastos e ingresos. Blancos y azulgranas están muy por encima del resto. Sufren en el campo para ganar partidos, como hemos visto en la Copa del Rey y el último encuentro entre el Getafe y el Real Madrid pero los primeros buscan superar los mil millones de ingresos en sus arcas mientras que los que luchan cada año por mantenerse en la Primera División apenas consiguen llegar a los cien.
Los dos primeros seguirán siendo los primeros durante muchos años pues su volumen de " negocio" es tan elevado respecto a los demás que son prácticamente inalcanzables. Temporada tras temporada se repartirán los títulos pues por mas " milagros" ocasionales que se produzcan lo que manda en el fútbol español es el dinero. El futuro, además, va a cambiar de forma radical una vez se ponga en marcha la nueva supercompetición que se ha inventado ese “mago “ de los negocios y el deporte que se llama Florentino Pérez.
Gane quien gane la competición española, el rumbo del futbol va a ser otro, cada vez más alejado de los organismos oficiales. La UEFA no va a poder con las economías de los gigantes. Demasiada burocracia sostenida por loos ingresos de las grandes estrellas. La mundialización de los negocios no tiene vuelta atrás y la estructura del futbol profesional se ha quedado obsoleta.
Los contratos de Messi, MBappé, Cristiano, Benzema y compañía están pidiendo a gritos una revisión de las normas y los acuerdos. Convendría fijarse en Estados Unidos y el funcionamiento de sus propias Ligas de futbol, baloncesto y beisbol para ver por dónde van a ir sus “primos” europeos.
El Madrid va a tener un superestadio, tal vez el mejor del mundo. Un concepto nuevo en el que la parte deportivo, el campo de futbol propiamente dicho es tan sólo una parte del proyecto. Demasiadas fortunas, inversiones, ambiciones están sobre el tablero. El presidente del Real Madrid ya ha conseguido que le sigan los presidentes del Barcelona y del Atlético de Madrid. Junto a ellos otros tres equipos italianos y seis ingleses. Faltan los grandes clubs alemanes pero el objetivo de que esa Super Liga la jueguen los 20 equipos más importantes de Europa está a punto de convertirse en realidad. Quince fijos y cinco variables cada año en razón de sus resultados.
Se van a oponer las Federaciones, por supuesto. Pueden perder ese poder burocrático y dictatorial que llevan años ejerciendo. Pueden decir adiós a los confortables asientos que les permiten un alto nivel de ingresos a cada uno de ellos. Quieren que todo siga igual para perpetuarse. Es un ejemplo, en el terreno deportivo, de otra batalla más larga e importante: la empresa privada obligada a reinvertarse para sobrevivir frente a la esclerosis administrativa de los estados que no se cansan de aumentar sus estructuras administrativas y el gasto que ello comporta.
En este terreno si que vamos a poder decir que España parece llevar las riendas en Europa. Florentino, Joan Laporta y Enrique Cerezo, con permiso de la familia Gil han dado los primeros pasos. Sería de desear que se llegara a acuerdos y conviviera la innovación con las actuales estructuras de cara a la Ligas menores, los clubs menos ricos y los miles de jugadores que no tienen contratos millonarios. Mejor la paz que una guerra abierta.