Ya no les importa a los seis partidos que compiten si el Covid mató a más o menos personas, si las vacunas han tardado mucho o poco en llegar, si los confinamientos perimetrales funcionan mejor o peor, si la gestión desde el Gobierno central ha sido un desastre o si lo ha sido la del Ejecutivo autonómico.
Ahora se trata de si con la izquierda llegan los comunistas al poder o si con la derecha lo hacen los fascistas. Dos peligrosas mentiras que rescatan la memoria de la ocurrido en España entre los años 1936 y 1939. Lo peor de nuestra memoria.
La victoria de Isabel Díaz Ayuso parece asegurada, no así su buscada mayoría absoluta. Si la suma de escaños en la futura Asamblea de PP y Vox mantiene a la candidata popular en el sillón de mando de la Puerta del Sol es más que probable que Ayuso0 tenga que imitar a su compañero murciano e incorporar a Monasterio o a algun compañero al Consejo de gobierno.
El apoyo del partido de Santiago Abascal no va ser gratis como hasta ahora. Ejecerá su derecho a tener la representación que asegure la mayoría. Es lo lógico, la etapa de los regalos en la vida política se han acabado, tanto por la derecha comompor la izquierda.
Los deseos expresados por Ayuso y los que hizo hasta el mismo día del debate en Tele Madrid Angel Gabilondo se han quedado en el olvido. De la misma forma que pueden haberse quedado en la carrera electoral los bueenos propósitos liberales y centristas de Edmundo Bal.
La España de los estacazos que pinto Goya ha aparecido por unos sobres con balas y a élla se han agarrado como tabla de salvación los dos candidatos que peor lo tenían, Iglesias y Monasterio, arrastrando a sus compañeros a conformar de forma precisa los mismos dos bloques que convirtieron a este país en los años treinta del siglo pasado en una terrible batalla entre hermanos.
Desde el PSOE a Unidas Podemos pasando por Más Madrid se insiste en el peligro que representa Vox como partido “fascista” y futuro miembro de un Gobierno de Díaz Ayuso. Desde el PP y Vox anuncian de forma apocalíptica lo que significaría que en la Comunidad gobernaran los social-comunistas del trio que encabezan Gabilindo, García e Iglesias. Ambos bandos dejan a un lado la cada vez más lejana esperanza de Ciudadanos de pasar del cinco por ciento de los votos y lograr los escaños suficientes para que desde la “zona de la derecha” se tenga que negociar con ellos y reeditar el gobierno de los dos últimos años.
La más que previsible lluvia de encuestas de esta semana, con la traca final del próximo sábado y domingo van a mantener lo que llevan anunciando desde hace semanas. Ayuso va a ganar y es más que probable que sume la mayoría o casi todos los escaños que consiguió Ciudadanos en 2019.
Los 55 parlamentarios populares están descontados en todos los sondeos, al igual que los 30 del PSOE. Una diferencia de 30 representantes que evidencia la distancia que ha conseguido la presidenta en funciones, tanto por sus méritos como por el hecho de encarnar el voto de castigo al Gobierno de Pedro Sánchez.
Los casi cincuenta restantes son los que se van a repartir los otros tres o cuatro partidos, con ventaja inicial para los colores de Mónica García, a la que los mismos sondeos le colocan en tercera posición con 20 escaños como mínimo. Unidas Podemos y Vox se mueven entre los 10 y los quince, un territorio en el que la presencia o ausencia de Ciudadanos en el reparto puede cambiar entre 5 y 7 el cómputo final de asientos en la Asamblea