Ninguno de los dos quiso esperar a que terminara el Campeonato. Tampoco el presidente de la Federación, Luís Rubial, que le despidió el día 14. Al día siguiente España se enfrentó a Portugal y empató a tres goles, los tres del conjunto luso de Cristiano Ronaldo. Mal comenzo y peor salida. Nuestro país cayó eliminado en los octavos. A casa. Y Lopetegui a entrenador a la plantilla.
Diez partidos de Liga y cita en el Nou Camp ante el Barcelona de Ernesto Valverde. Cristiano Ronaldo se había marchado en julio a la Juventus de Turín y Messi se convenrtía en el rey absoluto del futbol español. Los blancos salieron del campo azulgrana con cinco goles a sus espaldas, una derrota humillante que les dejó en el puesto noveno, con los mismos goles a favor que en contra, catorce, a siete puntos de su máximo rival y con tan sólo cuatro partidos ganados.
En tres meses las relaciones de Florentino Pérez y Julen Lopetegui se rompieron. El Real Madrid le despidió. Había sustituido a Zinedine Zidane por la marcha del técnico galo y le sucedió otro ex-jugador blanco, Santiago Solari, los meses que necesitó Florentino pafra convencer a Zidane de que debía volver, lo que hizo en marzo de 2019. Hasta hoy.
De la gloria al infierno en apenas tres meses. Del blanco del Bernabeu al blanco del Sánchez Pizjuan, del Madrid al Sevilla. El vasco nacido en Asteasu, en Guipuzcoa, tiene a su equipo a tan sólo un punto del Real y del Barcelona y a tres del Atlético de Madrid. Su presencia en Europa está asegurada y puede pensar, con toda razón, que la conquista de la Liga está a su alcance. Difícil pñero posible cuando tan sólo quedan cinco partidos por jugarse.
Incluso de no conquistar la Liga, en la que el Barcelona aparece como el nuevo favorito si consigue vencer a los rojiblancos en su casa, puede que el Sevilla aparte al Madrid del tercer puesto y le obligue a pelear en la fase de grupos de la Champion, pese a que el reglamento de la UEFA es permeable. Habría que ver la reacción final del presidente Ceferin tras el amago de Super Liga lanzado por el presidente blanco y fracasado por el abandono de sus compañeros en menos de 48 horas.
Para el Sevilla estar en Europa la próxima temporada es ya todo un éxito. Ganar la Liga sería el mejor de los regalos posibles para el equipo que preside José Castro y para su afición. Para Lopetegui quedar por delante en la clasificación final de la competición liguera una de esas pequeñas venganzas que hacen que las vacaciones de verano se disfruten mejor.