El primer ministro británico amenazado por las revelaciones de su principal ex asesor que fue despedido por desavenencias con la novia de Boris, Carrie.
Una nueva tormenta política amenaza al siempre sorprendente Boris Johnson, siempre en el filo de la navaja desde su tiempos como alcalde de Londres (2008-16) con las acusaciones formuladas, al parecer, por su ex hombre de confianza, Dominic Cummings, de haber afirmado que prefería ver los cadáveres apilados en las calles que imponer un nuevo “jodido confinamiento” y sobre todo, de haber pagado con dinero del Partido Conservador, las obras del piso donde vive con su novia en el 11 de Downing Street.
Las revelaciones de Cummings, que fue expulsado de su puesto de asesor principal del primer ministro el pasado invierno, con nocturnidad y alevosía, tras su enfrentamiento personal con la novia del premier, Carrie Symonds, por lo que ahora estaría llevando a cabo su venganza personal, que a medio plazo podría provocar incluso la caída del propio Johnson.
Otra de las acusaciones que circulan por Londres hablan de que el líder tory habría prometido exenciones millonarias al polémico empresario James Dyson, fabricante de aspiradoras, para manufacturar 10.000 respiradores durante la crisis del Covid. Dyson fue uno de los multimillonarios que apoyaron la salida del Reino Unido de la Unión Europea, aunque él tiene su sede en Singapur.
Según revela “The Times on Sunday”, Cummings ha preparado un comprometedor informe con mensajes y declaraciones de Johnson que hará público durante su comparecencia en un comité parlamentario en las próximas semanas.
Cummings culpa también a Johnson de haberse negado al cierre total de fronteras durante la primera oleada, considerado como uno de los factores que más contribuyeron al aluvión de infecciones entre marzo y abril del 2020.
Downing Street ha negado las acusaciones como "falsas" y ha intentado desacreditar el ex estratega y estrecho aliado de Johnson cuando salió por la puerta de atrás tras su enfrentamiento personal con la novia del premier
Boris Johnson afirmó en un primer momento que las 58.000 libras que costaron los arreglos del piso los pagó de su propio bolsillo, pero parece que hay pruebas de que lo sacó de los fondos de su partido y que al estallar el escándalo habría intentado reponerlos no se sabe si con su dinero o con el “préstamo” o el “regalo” de algún empresario amigo.
El ex estratega de Boris Johnson, Dominic Cummings, planea culpar personalmente al premier por su fallida estrategia ante el Covid que ha causado más de 127.000 muertes en el Reino Unido, el país europeo con mayor número de víctimas durante la pandemia.
Cummings fue el director de campaña de Vote Leave, una organización favorable al brexit utilizando sin ningún pudor slóganes populistas o simplemente falsos como "Take back control" (Recuperemos el control) o el de recuperar “350 millones de libras semanales para el Servicio Nacional de Salud”. En julio de 2019, el nuevo primer ministro, Boris Johnson, le nombró su asesor principal.
Ya en los primeros meses de la pandemia, Cummings puso en peligro la estabilidad del gobierno saltándose a la torera los confinamientos, al menos en dos ocasiones, la primera para “ir a visitar a su padres” y la segunda “para ir al oculista” cuando le pillaron con su mujer e hijos haciendo turismo.
En febrero de 2020, Cummings provocó la dimisión del poderoso ministro del Tesoro, Sajid Javid, al que quiso obligar a despedir a sus asesores para contratar a los suyos.
Pero fue finalmente sus desavenencias con la joven novia, ex jefa de prensa, de Boris Johnson, lo que acabó con su carrera política al menos en el actual gobierno, excepto que acabe provocando su caída.
Carrie Symonds, convertida ahora en la rasputina del líder conservador, es una mujer de armas tomar como ya demostró una noche de julio de 2019 en vísperas de que Boris Johnson fuera elegido sucesor de Theresa May, cuando la policía tuvo que acudir al domicilio que compartía la pareja en Londres después de los vecinos comenzaran portazos y a Symonds gritándole a Johnson "apártate de mí", "vete de mí piso".