NACIONAL

Ayuso conquistó Colón como líder de las 3 derechas

Raúl Heras | Lunes 14 de junio de 2021
La presidenta de la Comunidad de Madrid volvió a demostrar que se ha convertido en la auténtica líder de las tres derechas españolas. Ni Pablo Casado, ni Santiago Abascal, ni Inés Arrimadas están a su altura. Ella arrasa con esa mezcla de populismo de barrio sin ideología. Así al menos se lo decía a Bertín Osborne unas horas antes.

Isabel Díaz Ayuso rompe las barreras de lo políticamente correcto. Dice lo que piensa sin pensar muchas veces lo que dice. Ayer, mientras bajaba desde la sede central del PP hacia la plaza de Colón escoltada por el presidente de su partido y por el alcalde de Madrid, cumplió con el obligado ataque a Pedro Sánchez y su Gobierno por el presumible indulto a los condenados por el intento del Referéndum independentista, que es lo que hicieron todos los oradores, pero llegó más lejos: le planteó al Rey la posibilidad de que no firme los indultos tal y como señala la Constitución.

Si Felipe VI se negara a firmar lo que le plantee el Gobierno estaríamos ante un enfrentamiento inédito en nuestra Democracia. La Monarquía enfrentada al Ejecutivo. Las consecuencias son impredecibles. Y si lo hace, cumpliendo con lo que dice la Ley, se convertiría en cómplice del social-comunismo y hasta del separatismo, tal y como planteó ayer Ayuso el dilema desde un liderazgo que va mucho más allá de la Comunidad de Madrid.

Da igual que en la plaza de Colón estuvieran 25.000 personas, como dice la Delegación del Gobierno, o 150.000 como afirma la Policía Municipal. Allí estaba una parte representativa de la España que no quiere que se indulte a los condenados, entre otras poderosas razones por su falta de arrepentimiento y sus deseos de volver a plantear otro Referendum, si bien sería de forma consensuada con el Gobierno Central. Una forma que se contempla en la Constitución pero bajo unas premisas y condiciones que no son las que desean los independentistas catalanes.

Se produzcan los indultos de forma más rápida o más lenta, Pedro Sánchez y sus socios de Gobierno están decididos a avanzar en su esquema territorial para España: una Monarquía federal. Si lo miramos con perspectiva histórica es el sistema que había en nuestro país hasta que llegó la dinastía Borbón y su centralismo, heredado y copiado del modelo absolutista francés.

Con los mismos o muy parecidos apoyos que le llevaron por primera vez a La Moncloa gracias a la moción de censura, Sánchez puede aguantar perfectamente hasta diciembre de 2023. A base de cesiones a derecha e izquierda, es verdad, pero es que a ninguno de ellos, ni al PNV, ni a ERC, ni a Unidas Podemos, ni a Bildu les interesa volver a las urnas.

Necesitan que pase el tiempo y que la economía española mejore, que el virus desaparezca gracias a las vacunas, que el dinero europeo comience a llegar aunque sea a cuentagotas, y que Estados Unidos y la Unión Europea convenzan a Marruecos de que su órdago contra Ceuta y Melilla por el Sahara Occidental no lo puede ganar, por más zancadillas económicas que ponga en sus relaciones y acuerdos con España.

En ese tiempo y en este escenario la batalla política interna de los partidos se convertirá en fundamental para despejar las incógnitas que se han abierto con los cambios de liderazgo, tanto en Cataluña como en Andalucía, tanto en la izquierda de Unidas Podemos como en ese centro-izquierda descafeinado que es el PSOE. Sin contar, por supuesto, con lo que supondría un cambio en el Gobierno Central con disminución notable de las Carteras y la consiguiente tensión entre los socios.

Díaz Ayuso se muestra tan segura de sí misma como amenazante para los suyos. Tiene discurso propio y voluntad para acercarse aún más a La Moncloa. La puso de candidata Pablo Casado, al que reconoce como jefe y amigo, pero su velocidad política la puede llevar al liderazgo absoluto o a despeñarse.


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