Martes 21 de octubre de 2014
El presidente del Gobierno tiene que tener en estos días muy presente un viejo proverbio español que hunde sus raíces nada menos que en los Evangelios: debe poner, y está poniendo, una vela a dios y otra al diablo: Rajoy sabe que las cosas en Europa están cambiando desde las pasadas elecciones presidenciales francesas y que tiene en Francois Hollande a un aliado estrategico e interesado para que en Bruselas admitan los eurobonos, pero necesita que su "amiga" Angela siga apoyando las draconianas reformas de su gobierno, de ahí el paseo en barco turístico por el Rio Chicago.
La canciller alemana aprovechó la cumbre de la OTAN para invitar al presidente del Gobierno a un paseo festivo sobre un agua, que no se había vestido de verde tal y como hace cuando los irlandeses festejan a san Patricio, para preparar la cumbre del miércoles en Bruselas, la gran cita que debería abordar los mismos problemas de los últimos años, a saber: Grecia y su imposible pago de la deuda, y más tras la obligada y nueva convocatoria electoral y los " consejos" que han salido de la Comisión a los distintos paises para que preparen medidas de emergencia ante la salida del país heleno del euro; y España y la intervención de baja intensidad que está en marcha tras las obligadas " tasaciones" de nuestras autonomías y nuestros bancos por parte de expertos internacionales ( alguno de los cuales, por cierto, están muy de acuerdo con las tesis de Angela Merkel, tal vez por ser alemanes), junto a la petición francesa de poner en marcha los euro bonos.
Si se hubiera tratado de una buena pareja de amigos en un soleado fin de semana todos estaríamos tan contentos de la buena sintonía de nuestro presidente con la persona que mas manda en Europa, pero la travesía tenían buen gato encerrado en la bodega de la embarcación: Angela Merkel quería explicarle a Mariano Rajoy el doble objetivo de los "enviados especiales" que van a llegar a España en estas semanas. Por un lado van a revisar las cuentas de las Comunidades autónomas tras los últimos descubrimientos en Andalucía, Asturias, Madrid y Valencia, durante la cumbre convocada por el ministro Montoro y su equipo; y por otro van a analizar la situación de la banca española tras la nacionalización de la matriz de Bankia y los datos que el ministro De Guindos proporcionó al responsable del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en un viaje relámpago a Roma. Al mismo tiempo buscaba, por un lado, restablecer su cada vez más deteriorada imagen entre sus compatriotas tras el desastre electoral de su partido en los comicios de la región de Renania - Westfalia, y por otro, ver hasta qué punto su aliado Mediterráneo no iba a cambiar de trinchera al ver la larga mano extendida del nuevo presidente francés.
Antes de navegar por el lago que embellece la ciudad de Chicago, Rajoy no dudó en llevarle la contraria a Hollande sobre las necesidades de la banca española, en lo que podemos calificar como una toma de posición antes de la primera reunión que iban a mantener los dos dirigentes de forma directa en París antes de tomar el tren a Bruselas; y en afirmar que con su presencia en la cumbre de la OTAN y aprovechando la reunión del G-8 lo que buscaba era que nuestro país participara de forma directa en la toma de decisiones en Europa para la recuperación económica, algo que consiguió tras el paseo con doña Angela, por boca del propio anfitrión, el italiano Monti, que nunto a Merkel y Hollande han acordado celebrar una reunión en Roma antes del 17 de junio, tal vez para marcar una nueva agenda que pueda influir en la convocatoria electoral en Grecia, y en las elecciones parlamentarias francesas. Dos citas que ponen los pelos de punta a la llamada Europa democrática con el ascenso imparable de las formaciones fascistas.
Los equilibrios en Europa van a cambiar tras la salida de Nicolás Sarkozy del poder y pueden hacerlo aún más si finalmente Grecia sale del euro tras la más que posible victoria de la Syriza de Tsipris , contrario a los acuerdos que llevaron a la intervención, y que ha hecho de la oposición a los mismos su principal bandera electoral. Una bandera que le llevó a convertirse en la segunda fuerza electoral por delante del PASOK, y que puede llevarle a vencer a la gubernamental Nueva Democracia. En ese contexto y tras los draconianos recortes que están haciendo Rajoy y su gobierno, el cambio de rumbo para darle un mayor protagonismo al crecimiento en lugar del férreo control del déficit y el pacto fiscal en toda la UE - al que se opone Francia - debería llevar al Ejecutivo español a aprovecharlo y trasladar a los ciudadanos unas dosis de esperanza, por pequeñas que sean.
Hasta el 17 de junio, fecha en que se celebrará la segunda vuelta de las legislativas francesas y los nuevos comicios griegos, el calendario político vuelve a ser muy duro para España, tanto en lo político como en lo económico. A la espera de lo que hagan los mercados tras la doble cumbre en Chicago, y de lo que se acuerde finalmente en Bruselas de cara a los mercados y a la presion que estos ejercen sobre nuestra deuda, que de nuevo esta rozando los 500 puntos basicos, mientras que en Alemania apenas alcanzan las remuneraciones de la deuda un escaso dos por ciento a diez años, y un 0,07 a dos meses vista, nuestro país tiene que "tratar" con los enviados especiales que van a revisar las finanzas públicas, dejando a un lado las opiniones de los Ministerios de Economía y Hacienda, del Banco de España, de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, de cada uno de los bancos de nuestro sistema financiero..."no nos fiamos de nada, ni de nadie", vienen a decirnos con una insistencia que tiene mucho que ver con la devaluación de hecho que estamos sufriendo todos, familias y empresas, en nuestras carnes. Todos estamos perdiendo, todos o mejor dicho, casi todos, la gran mayoría nos estamos empobreciendo a gran velocidad, pero todos callados y con la cabeza baja, empezando por el gobierno y la totalidad de los partidos políticos, que luchan o aparentan luchar entre ellos pero que son incapaces de ofrecer una única y consensuada respuesta al ventajismo con que se está actuando desde las instituciones internacionales contra nuestro país.
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