Por Marta G. Galán
Los más de tres millones de puertorriqueños llevan años sufriendo constantes cortes de luz que se agravaron en septiembre de 2017 con el paso de del ciclón tropical María, que causó cerca de cien muertos directos y más de cuatro mil fallecidos a causa de los problemas que causó ya que la falta de electricidad.
Como consecuencia del huracán se cortó la luz, los electrodomésticos se arruinaron, muchos enfermos empeoraron y todo el sistema de salud se vió amenazado, lo que provocó que y la gente saliera a las calles en grandes protestas –en las que tuvieron gran protagonismo el cantante Ricky Rubio y los raperos Residente (René Pérez) y Bad Bunny (Benito Martínez)-, hasta provocar la dimisión del gobernador Ricardo Rosselló en agosto de 2019.
Muchas de las muertes no se atribuyeron a los vientos o al agua [del huracán] María, sino a personas que no tuvieron acceso a sus medicamentos o ventilación adecuada después del huracán porque no tenían electricidad.
La sucesora de Rosselló, Wanda Vázquez, decidió entonces privatizar la distribución de la electricidad que llevaba la Autoridad Eléctrica de Puerto Rico (AEE) y concedérsela a una Luma una empresa formada para la ocasión por dos empresas de energía, ATCO con sede en Albert (Canadá), y Quanta Services, con sede en Houston, con el objetivo de modernizar la red eléctrica, a costa del dinero del contribuyente, mientras que la (AEE), ahora solo administra la generación de electricidad.
Pero en el tiempo en que Luma lleva el suministro de luz los problemas no se han arreglado, sino que en gran parte se ha agravado y los mismos políticos que decidieron la privatización ahora acusan a la nueva empresa de estar gastando el dinero en pagar sueldos millonarios a los directivos,
Manifestaciones en la calle han pedido una solución a la falta de electricidad y al encarecimento de la factura de la luz, pero el actual gobernador de Puerto Rico, Pedro Pierluisi se niega a revisar el contrato con Luma.
Los constantes cortes de luz en varios sectores de Puerto Rico han perjudicado la rutina de muchos. “Estamos cansados de volver a casa y ver que no tenemos luz”, dijo Mayra Rivera, una manifestante, a la agencia de noticias AP. La mujer aseguró además que está preocupada por sus padres, que tienen más de 90 años, y el calor que los sofoca durante el día.
Juan Antonio Rivera, otro de los participantes en las protestas, dijo que el apagón más reciente lo dejó en la oscuridad esta semana durante 43 horas y los anteriores dañaron sus dos computadoras.
Los problemas de Puerto Rico se han visto agravados por una inmensa deuda pública, de más de 70 mil millones de dólares, que no para de crecer y que obligó a la isla a aceptar un plan de rescate del Congreso norteamericano que está ahogando a este Estado Libre Asociado.
Pero Puerto Rico no es el único territorio norteamericano que sufre el problema de la electricidad. El año pasado, los estadounidenses soportaron más de ocho horas sin luz, más del doble que hace cinco años, según la Administración de Información de Energía de EE. UU, en parte por problemas del sistema, muy privatizador, y en parte debido a huracanes, sequías, incendios forestales y otras emergencias climáticas, especialmente en California, Texas y Luisiana, los más castigados.