NACIONAL

Nueve palabras que dejan a Casado, sin foto y sin respuestas

Raúl Heras | Lunes 22 de noviembre de 2021
Si Pablo Casado pronunciara una frase de nueve palabras se acabaría la absurda pelea entre la dirección nacional del PP y la presidenta de la Comunidad de Madrid. ¿ Por qué no lo hace ?. Las respuestas son apenas cuatro. No más y ninguna parece lo suficiente entre importante como para mantener el desastre que supone el enfrentamiento.

En Granada, tras un sábado de bofetadas dialécticas entre Teodoro García Egea e Isabel Díaz Ayuso, el futuro candidato de la derecha española para ocupoar el palacio de La Moncloa ha tenido el apoyo global de su partido. Pidió una vez más unidad y dejar a un lado los conflictos personales pero evitó cualquier atisbo de ofrecer la paz a la mujer que de forma reiterada lo único que pide es a celebrar su Congreso regional y liderar el partido ensu Comunidad.

Con un “ apoyo a Isabel para presidir el partido en Madrid “ Casado tendría varias ventajas añadidas. Le dejaría a Ayuso sin argumentos para mantener el pulso con la dirección nacional, conseguiría el respaldo de todo el PP para acabar con la desgastadora pelea, y mandaría un mensaje de auténtica unidad desde la única fuerza `política que puede vencer al PSOE en las futuras elecciones. Un auténtico triple, si lo comparamos con un partido de baloncesto.

Lo normal es que la presidencia de la Comunidad va la presidencia del partido coincidan. Lo que Vale para Galicia, para Castilla y León, para Andalucía y para Murcia debería valer para Madrid. Es lo lo lógico, sobre todo cuando Ayuso ha ganado con tatalo solvencia las últimas elecciones autonómicas y ha conseguido que la militancia y los votantes de su partido se Ilunion en de verdad con una posible victoria en las elecciones generales.

Veamos las posibles respuestas a las negativas que dan tanto casado como García Egea a los deseos de su compañera: Una se basa en la afirmación del liderazgo interno de Casado, que estaría puesto en duda si acepta que Ayuso ponga fecha al Congreso regional, que desde Génova lo han colocado en el primer semestre del 2022. Otra parte de la sospecha de que Ayuso, tras conseguir el liderazgo nominal del partido en Madrid - el afectivo y político de los votantes del PP ya lo tiene - daría un paso más y se postularía para presidir la organización y convertirse en candidata electoral en lugar de Casado.

Una tercera se puede encontrar en el deseo oculto e inicial del duo Casado/Egea de convenrtir al alcalde de la capital en el presidente regional del partido y así limitar el crecimiento de Ayuso de cara al futuro y a una posible derrota de Casado en las urnas o a la I posibilidad de llegar a La Moncloa por los pactos postelectorales que consiguiera Pedro Sánchez. La cuarta de las respuestas posibles para negar a Díaz Ayuso lo que tanto desea debe buscarse en los sentimientos personales, las pasiones ocultas, los celos mal disimulados, la infuencia de otros factores ajenos al razonamiento político, el poner la testosterona por encima de la razón.

Cualquiera que sea la razón, el motivo, la excusa para seguir con la batalla interna lo que va a conseguir es que desde la izquierda se mantenga el discurso de la división de la derecha para tapar y ocultar los problemas reales del país y del Gobierno; para trasladar dentro y fuera de España que mientras el secretario general del PSOE y presidente del Ejecutivo es un líder fuerte y sin problemas internos, su posible rival no es capaz de terminar con la tormenta en un vasco de agua.

El pulso continuo entre Casado y Ayuso debilita a los dos, pero sobre todo al primero. Y en el futuro, cuando lleguen las urnas, ya sea en Andalucía, en Cataluña, en las generales o en las autonómicas y municipales de 2023, el PP pierde una buena parte de los posibles votos por esa imagen de división, que no se parará hasta que la presidencia del partido en la Comunidad madrileña abandono el tutelaje actual y tenga una o un responsable.

En Granada, los cinco presidentes autonómicos con los que cuenta el PP,desde Núñez Feijóo a Juanma Moreno, Fernando López Miras, Alfonso Fernández Mañueco y la propia Díaz Ayuso se habían hecho un “selfie” con sus caras más sonrientes. Esa debió ser la fotografia que necesita Casado y necesita la derecha española si quiere regresar al poder.


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