Tres organizaciones, Feministas al Congreso, Borrado de Mujeres y el Partido Feminista, lideran la rebelión de las mujeres frente a los partidos políticos
La decisión de la ministra de Podemos, Irene Montero, de poner en marcha la elaboración de la llamada Ley Trans, una de las normas estrellas del nuevo Gobierno PSOE-Unidas Podemos, generó un intenso debate entre las feministas que se concretó en la formación de un bloque anti Trans que tomó el nombre de “Borrado de Mujeres”.
Los intentos de la vicepresidenta primera del primer Gobierno de Sánchez, Carmen Calvo, de llevar las críticas de estas feministas a la mesa del Consejo de Ministros fueron rechazados por las jóvenes dirigentes de Unidas Podemos como rémoras del un pasado feminista ya muy superado por las nuevas formas de libertad y derechos que demandaban los ciudadanos.
La disidencia, un tanto formal por parte de Calvo, quedó resuelta con su cese en el gobierno y la aprobación definitiva del anteproyecto por parte del Gobierno y su remisión al Congreso, que ahora lo debate. En general las mujeres del PSOE optaron por aceptar lo “inevitable”, como la única manera de mantener e gobierno de coalición y acabaron de dar la espalda a la ex vicepresidenta en el Congreso del partido.
Curiosamente en el principal partido de la oposición, el PP, ha habido menos disidencia frente a la Ley Trans y las feministas de derechas han preferido manifestarse en contra en privado. Solo Vox ha reaccionado totalmente en contra sin conseguir que la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, les prometa impedir que la nueva ley cuando entre en vigor sea boicoteada de alguna manera en la Comunidad.
Ahora, algunas mujeres cercanas al PSOE y Unidas Podemos han decidido constituir un nuevo partido titulado “Feministas al Congreso”, con el objetivo de intentar conseguir una presencia en el Parlamento ante el lo que denominan “inacción del Gobierno progresista en temas claves para las mujeres y el feminismo” y por la "necesidad de que de una vez por todas las feministas tengan voz propia" en la principal cámara de representación.
Se trata de un grupo de mujeres de alta cualificación profesional, dirigidas por Pilar Aguilar, icrítica de cine y presidenta de la nueva formación, que ha estudiado muy en profundidad el mundo del cine para asegurar en una entrevista que “el 90% de las películas y series que vemos están protagonizadas por varones. El mensaje es claro: ellos son los seres dignos de encarnar el relato socialmente compartido. A ellos les ocurren las cosas interesantes”.
Junto a ella dirigirá n el nuevo partido, la profesora de sociología Fátima Arranz, la psicóloga sanitaria Puri Liétor, ex miembra de Unidad Podemos, y será la secretaria general; la profesora de Periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona Juana Gallego, y la abogada Sandra Moreno, una activista en redes sociales. Un gran referente del grupo es la filósofa asturiana Amelia Valcárcel, actual miembra del Consejo de Estado y ex consejera de Educación de Asturias entre 1993 y 1995 con el PSOE.
Entre las principales prioridades de nuevo partido figuran la abolición de la prostitución, el rechazo a lo que consideran la redefinición de la naturaleza humana, encarnada en la ley por los derechos trans planteada por el Gobierno de coalición, y que afirman "redefine lo que ser mujer y hombre, basándose en teorías acientíficas y en postulados ideológicos".
Feministas al Congreso trata así de huir de los partidos que actualmente se reparten los asientos del Congreso a los que no considera fiables tras la experiencia que han tenido con ellos y tras darse cuenta que el simple hecho de cooptar a más mujeres en las listas o de hacerlas ministras no significa que vayan a defender el feminismo ya que en realidad estas organizaciones políticas siguen estando dirigidas por los hombres.
Como afirman las feministas de “Borrado de Mujeres”, la realidad es que “en los últimos años, en algunos países del mundo, se han ido aprobando leyes que permiten que cualquier varón pueda “autodeterminarse” mujer con su palabra como único trámite necesario. Esto pone en peligro los derechos de las mujeres y las niñas basados en su sexo. Nosotras, como feministas, no podemos permitir que el género se introduzca en las leyes como una “identidad” y se proteja por encima de la categoría sexo”.