Martes 21 de octubre de 2014
En la última reunión de la dirección del Partido Popular de Madrid, su secretario general y presidente de la Comunidad tras la renuncia de Esperanza Aguirre tuvo que "parar" a su anterior jefa en el gobierno para que n o fuese más allá en sus críticas directas e indirectas a Mariano Rajoy, a Maria Dolores de Cospedal, a Ana Botella, a Ana Mato y a todo aquel que se estaba cruzando por delante en esos momentos dentro de la crisis interna desatada en el PP por las andanzas de su ex-tesorero, Luis Bárcenas, con insultos directos dirigidas a la presidenta de Castilla la Mancha, peticiones de dimisión de la ministra de Sanidad, más mano dura con el ex-tesorero y una ácida crítica de la gestión del caso del "Madrid Arena" por parte de la alcaldesa de la capital.
Ignacio González sabe que no le bastará con el apoyo de la Secretaria general de su partido para encabezar la futura lista autonómica dentro de dos años. Cospedal le ha defendido ante Rajoy y ya consiguió un acercamiento entre ambos que parecía imposible. En justa compensación, González la defiende ante todos, incluyendo a la díscola e impredecible Esperanza Aguirre. Logró que tras la reunión, y en la posterior rueda de prensa, Aguirre no fuera más lejos de proponer una regeneración de la política y de los partidos a través de listas abiertas y mayor democracia interna en las organizaciones.
González ha iniciado - con pleno conocimiento de Aguirre - un lento adiós de las tesis y comportamientos de la ex- presidenta. Quedan muchos meses por delante y el control que tiene sobre el partido en Madrid es muy fuerte, con personas de su absoluta confianza colocados en puestos claves del aparato, además de estar en el gobierno regional, como son Salvador Victoria, que está en el Comité electoral, desde el que se elaborarán las listas, a Borja Sarasola, que controla el territorio, pasando por gente como Javier Lasquetti, Bartolomé González, Eva Durán, Pablo Abejas o Cayetana Alvarez de Toledo, y por supuesto con Gador Ongil, la vicesecretaria general del PP.
Poco a poco, con prisa y sin pausa, ha ido desmontando desde que accedió a la secretaria general del partido que ostentaba su máximo rival y ahora enemigo declarado, Francisco Granados, la estructura de poder que éste había montado de forma paralela en muchos de los pueblos de la Comunidad, sobre todo en aquellos en los que gobernaba el PP desde hacía años. Otra presencia incómoda en la estructura de mando de los populares, como era la del ex consejero de Economia y Hacienda, Antonio Beteta, se "solucionó" con la marcha de este al equipo de Cristobal Montoro y los "pactos" logrados con el ministro de Rajoy.
Si no aparecen nuevas acusaciones, ni nuevos casos de espías, y el tema de Eurovegas se pone en marcha a finales de este año, el actual presidente madrileño cree que, junto a una recuperación económica nacional que deberá "notarse" de formas significativa a comienzos de 2015, sus posibilidades de revalidar el cargo que ganara Esperanza Aguirre en 2011 son muchas. Solo tiene que ganarse la confianza y el apoyo de Mariano Rajoy. y para eso sabe que es necesario que se aleje de la alargada sombra de la que ha sido su mentora desde que llegara al Ayuntamiento de Madrid en el año 1984 como Técnico Superior. A partir de aquel momento toda su carrera política ha estado marcada por el fuerte carácter de la hoy pluriempleada "consejera" de Seeliger y Conde, bien como articulista en ABC, bien como comentarista en las mañanas de la COPE.
Ignacio González es consciente de que se le mira y examina con lupa dentro y fuera del PP. Se le mira en lo que hace, en lo que dice y en lo que tiene. Se le espió en sus viajes al extranjero, se han hecho informes por distintas agencias públicas y privadas sobre su patrimonio y el de su familia, se han examinado a sus amigos...en un largo etcétera que llevaría desde Método 3 al CNI. Una tensión que ha sido capaz de soportar y de superar hasta el momento, bien apoyado eso sí, en sus numerosos contactos y en una proverbial capacidad negociadora con todo tipo de adversarios y hasta enemigos.
Una capacidad de acuerdo que le permitió llegar a las puertas de la presidencia de Caja Madrid a finales del año 2009, un tema en el que nunca agradecerá bastante a Rajoy el haberse inclinado finalmente por Rodrigo Rato para dirigir la actual Bankia. Tras unas semanas de "despiste" volvió a coger las riendas del gobierno regional y en septiembre del 2012 se convertía en el sucesor de Aguirre, en una ceremonia en la Asamblea en la que contó con la presencia de la persona que mejor y más fielmente le ha acompañado en su carrera, su mujer.
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