La humillación que sufrió el domingo en el Bernabeu el Real Madrid debería tener consecuencias. Lo malo para el club que preside Florentino Pérez no es el resultado, cuatro goles que pudieron ser más, ni el mal planteamiento táctico que realizó Carlo Ancelotty, claramente superado por el de su oponente, ni la visión real de que sin Benzema no existe el Paraiso de los goles, es la comprobación de que la política deportiva del club es un desastre.
diferencia de lo que ha logrado el Barcelona, su gran rival, basta con mirar la lista de jugadores para descubrir que la necesaria “trasfusión” entre las plantillas no existe. Se invierten cientos de millones en fichajes con resultados más bien regulares. Es posible que económicamente resulten rentables en su conjunto, pero ni los extranjeros, ni los nacionales funcionan. Podemos hablar de Bale pero también de Asensio, de Rodrygo pero también de Ceballos, de Hazard y también de Mariano. Algo tendrá que hacer Florentino Pérez salvo que quiera tener el mejor estadio del mundo y un equipo que se desmorona a las primeras de cambio.
Si al final llegan MBappe y Haaland como nuevas estrellas el Madrid tendrá que gastarse no menos de doscientos millones y podrá tener una delantera de lujo pero el medio campo tiene las temporada contadas, por mucho que Modric convierta su retirada en una incognita. Casemiro y Kroos dan una de cual y otra de arena; Hazard es un caso perdido como lo son Bale, Isco, Jovick y hasta Camavinga, que tendrá que cambiar y mucho para no estar más tiempo en el banquillo que en el campo.
Otro tanto ocurre en la defensa, que lo mismo se convierte en un muro que en un coladero como ocurrió el domingo. Ni en el centro, ni en los laterales se ven opciones de futuro, por más que se ala en las condiciones de Militao, Alaba y Mendy, con Carvajal, Nacho y Lucas Vazquez como eficaces y hasta indispensables recambios pero sujetos a unas rotaciones frustrantes y perniciosas. Vallejo se pondrá marchar en cualquier momento y Marcelo es una Joya del pasado. Tan sólo Courtois tiene asegurado su futuro como salvador de muchos partidos.
La clave está en José Angel Sánchez, la mano derecha e incluso izquierda de Florentino Pérez. Es el negociador de los fichajes, el hombre que mueve los millones entre el club y los grandes representantes de los jugadores como es el italiano Mino Raiola en el caso de Haaland o de Giovanna Branchini en el de MBappé. Uno y otro conocen las necesidades del club blanco y suben sus apuestas.
Cada derrota del Madrid su e el precio de los ansiados fichajes y subirá aún más si los madridistas no superan las tres grandes citas que les esperan en la Champion. Primero el Chelsea, actual campeón, y después el Atlético si los de Simeone logran dejar atrás al City de Guardiola. Todo eso sucederá en el mes de abril, mientras la Liga Santander juega sus últimos nueve partidos, con gran ventaja del Real Madrid, pero con las dudas que se abren tras la derrota ante el Barcelona, el club que estaba derrumbado y que de la mano de Xavi Hernández puede colocarse segundo e incluso a aspirar a la victoria final. Algo muy difícil, como lo es para Sevilla y Atlético pero ya no imposible.
Si el Madrid no lograra al menos uno de los dos grande títulos que están en juego en estos momentos, la salida de todo el equipo técnico encabezado por Ancelotti y su hijo será una obligación por parte de Pérez y Sánchez. El recuerdo de Zidane está muy cercano: llegó, se fué, regresó y termino marchándose de nuevo. Algo parecido a lo que ha ocurrido con el técnico italiano. En ambos casos el viejo refrán de “ obras son amores y no buenas razones” se puede actualizar en el mundo del futbol por “victorias son amores y buenas razones”.