Para Biden, Putin es la pieza a cazar que podría darle la fuerza y a popularidad necesaria para encauzar los dos años y medio que le quedan hasta las próximas elecciones presidenciales. Según las últimas encuestas ofrecidas por los grandes periódicos norteamericanos, que le apoyaron frente a Trump, menos del 45% de los norteamericanos le votarían en unos comicios que se celebrasen hoy.
Biden ganó a Trump por solo un punto, con el 51% de los votos en 2020 y la mayoría de los votantes republicanos sigue creyendo las acusaciones de su contrincante de que hubo fraude en las urnas. Tampoco ha logrado cohesionar a los congresistas y senadores de su partido que hasta ahora se niegan a aprobarle los Presupuestos.
En su discurso a la nación, Biden definió su política económica como ‘Build Back Better’ con el objetivo” de reconstruir la columna vertebral del país, la clase media, para que esta vez todos participen” de sus beneficios y no solo los más ricos.
El término fue usado por primera vez por el ex presidente Bill Clinton para definir lo que había que hacer en la reconstrucción de la provincia de Aceh en Indonesia tras la una cruel guerra civil que acabó en 2005. Y también lo usó el ex primer ministro japonés Shinzo Abe, en 1976 para su programa económico.
En concreto, el ‘Build Back Better’ de Biden quiere crear una nueva fiscalidad para que las grandes empresas paguen más por sus beneficios extraordinarios que no reinviertan así como una na tasa impositiva mínima del 20 por ciento a los estadounidenses más rico , a lo que se han opuesto no solo los republicanos, sino sus propios correligionarios, encabezados por el senador rebelde Joe Manchin, ex gobernador de Virginia Occidental.
Con estos nuevos impuestos, la Casa Blanca quería poder aprobar un plan de gastos de 5,8 billones de dólares que le reclaman los congresistas de izquierda y que ha encrespado a la derecha demócrata. Los partidarios del ex candidato Bernie Sanders también han mostrado su rechazo a Biden por no haber aprobado la ley del derecho al voto, que aumentaría la participación electoral que sigue siendo muy baja, y el incremento en gasto militar del 10% con la excusa de la guerra de Ucrania.
Las elecciones legislativas de noviembre van a ser una reválida difícil para el presidente norteamericano, porque si los republicanos obtuvieran la mayoría en las dos Cámaras su mandato sufriría un duro golpe. Otro problema al que se enfrenta es al “síndrome Reagan” que fue reelegido en 1985 a los 74 años y que después de dejar la Casa Blanca se le diagnosticó altzheimer.
Biden cumplirá 80 años en noviembre, justo después de las elecciones al senado y a la Cámara de Representantes y muchos de sus partidarios creían al comenzar su mandato que podría dimitir a favor de su vicepresidenta Kamala Harris en caso de no encontrarse con las fuerzas suficientes, pero en los últimos meses la número dos ha ido desapareciendo del mapa político, dejando todo el protagonismo a los halcones como el secretario de Estado Antony Blinker, que es el que manda en la Casa Blanca.