Marina Pasquali /Statista
Rusia está llevando a cabo "una operación militar especial" en Ucrania para "desnazificar" a esta nación y luchar contra la extrema derecha que la ha empujado a asociarse con Occidente en contra de Moscú. Esto es lo que la mayoría de los rusos escuchan al sintonizar los medios de comunicación controlados por el Estado en su país.
La popularidad de Vladimir Putin en la opinión pública rusa está alcanzando niveles que no se veían desde 2017. Este marzo, una encuesta realizada por el instituto no gubernamental moscovita, Levada Center, reveló que un 83% de la población rusa aprueba la gestión de Putin como presidente, mientras que sólo el 15% la desaprueba.
El nivel de aprobación de Putin se disparó 14 puntos porcentuales en comparación con enero de este año, antes del inicio de la guerra en Ucrania, cuando rondaba el 69%. A la vez, la proporción de personas que evalúan negativamente su desempeño se redujo a casi la mitad en apenas dos meses.
Algunos analistas resaltan que estas encuestas pueden no reflejar fehacientemente la realidad rusa. Debido al control que ejerce el gobierno sobre la posibilidad de manifestar disidencias, muchas personas pueden sentirse presionadas a dar una opinión favorable sobre el jefe de Estado.
Como se observa en este gráfico de Statista, el nivel de apoyo de la población rusa a Putin se mantuvo por encima del 80% en la mayor parte del período entre 2014 y 2018. En marzo de 2014, cuando se aprobó el referéndum en Crimea para su anexión a Rusia, la aprobación de Putin trepó al 80% y alcanzó un 82% el mes siguiente, mientras se desataba la Guerra del Donbás en Ucrania.
En octubre de 2015, con el comienzo de la intervención rusa en Siria, Putin gozaba de un 88% de imagen positiva, aunque tres años después sufriría la peor caída de la década durante la Copa Mundial de fútbol masculino, celebrada en ese país de junio a julio de 2018.
La oposición a Putin también alcanzó uno de sus niveles más altos tras el brote de COVID-19 y la adopción de medidas de confinamiento a principios de 2020, una coyuntura que parece superada después de la invasión de Ucrania.