“Me quedé ojiplática”, así lo definió la portavoz adjunta de Podemos en el Congreso de los Diputados, Sofía Castañón, al escuchar las explicaciones que dio la ministra de Defensa, Margarita Robles, a las acusaciones de espionajes por parte del CNI, a los independentistas catalanes
No ha sido la primera vez, ni será la única vez en que los ministros de Unidas Podemos se han quedado ojipláticos contemplando las decisiones de Pedro Sánchez en los últimos meses, desde la subida de la luz a mediados de 2021, la expulsión del diputado canario, Alberto Rodríguez, hasta el acuerdo con Marruecos contra los saharauis, pasando por los aplausos a Zelensky en el Congreso o el envío de armas al ejército ucraniano.
Las justificaciones de las ministras de Podemos para mantenerse en el Gobierno de Sánchez, del que salió corriendo y a tiempo el fundador Pablo Iglesias -seguido por Noelia Vera-, son variadas y cada vez mas curiosas, pero todas tienen el mismo objetivo, mantenerse en la poltrona porque fuera hace mucho frío.
Irene Montero disculpa su permanencia en el gobierno por la necesidad que tienen las mujeres pobres y madres, que mantienen a sus respectivas familias con escasos recursos, y que quedarían huérfanas políticamente si ella se marchara. Ione Belarra mantiene la tesis oficial más repetida, el impedir la vuelta a la Moncloa del PP y, lo que sería peor, con Vox de socio del gobierno. La realidad, sin embargo, es que los errores del gobierno progresista en el último año lo que ha provocado es un ascenso de la derecha.
La única ministra que lo tiene claro y que no busca ninguna excusa para seguir como vicepresidenta ese la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que ya no es miembra de Izquierda Unida, de donde procede, ni se ha afiliado a Podemos, mientras sigue barajando la posibilidad de encabezar en las próximas generales una plataforma propia al estilo Manuela Carmena.
Las elecciones andaluzas van a ser un test en el que los dirigentes de Podemos -también del PSOE pero de otra manera menos trágica- tendrán que sacar sus consecuencias. Una derrota clara puede provocar una nueva cascada de fugas de militantes y simpatizantes, mucho más grave que tras loa derrota que sufrió en Madrid el propio Pablo Iglesias.
El lema principal de la campaña de los grupos que están organizándose en torno a Unidas Podemos va a ser “para que no gane la derecha” algo que hace cuatro años podría haber funcionado, pero es difícil que cuaje ahora máxime cuando Teresa Rodríguez, la ex líder de Podemos era Andalucía, ya ha presentado su propia candidatura en clara competencia con ellos.
También Yolanda Díaz va a a seguir muy de cerca lo que ocurra en la campaña. Curiosamente cuanto más pierdan los partidos de izquierda más fácil tendrá ella el imponer su plataforma personal, pero si la derrota es muy humillante y la ministra de Trabajo tarda en crear su propio grupo cuando lo intente puede ser ya demasiado tarde.
Cuanto más avanza la legislatura y Pedro Sánchez se va imponiendo a un Podemos que no puede hacer nada para evitar las medidas más derechistas, menos posibilidades hay para una resurrección del partido. Incluso podría ocurrir que al final Sánchez ofreciese a Yolanda Díaz ir de número dos en la candidatura deL PSOE por Madrid, lo que sería el final morado.