Los miedos del presidente del Gobierno no se centran en si las ministras de Podemos van o no romper su alianza –motivos tienen- o si Pere Aragonès reclama la dimisión de Margarita Robles, sino en no acabar como Mariano Rajoy en una moción de censura en la que, en pocos minutos y si n posibilidad de arreglos, todo se le vuelva en contra.
Cada votación de proyectos del Gobierno en el Congreso se ha convertido en una lotería en la que todos, no solo el PSOE, juegan al límite de sus posibilidades, lo que convierte a Pedro Sánchez en un pim pam pum que trata de esquivar los golpes como puede.
La situación del primer ministro español se parece a la que está viviendo, por sus propios motivos, su homólogo británico Boris Johnson cada vez mas agobiado pero resistiendo hasta la última gota de su sangre. Pero también recuerda los sudores de un Mariano Rajoy desde que obtuvo su última investidura en octubre de 2017 gracias a la abstención de gran parte de los diputados socialistas.
Comenzó entonces Rajoy un calvario en el que cada votación en el Congreso se convertía en una negociación a múltiples bandas y que le produjo algún batacazo legislativo. A Rajoy le mató políticamente la condena del PP por financiación ilegal, pero en su último año y medio tuvo que pasar por el proceso de independencia de Cataluña.
Hay que recordar que la moción de censura presentada por el propio Sánchez se aprobó gracias a la “traición” de uno de sus principales aliados hasta ese momento, el PNV, que acababa de dar su visto buenos a los presupuestos del Gobierno del PP, rompiendo así la “mayoría” gubernamental que formaban el PP, Cs, PNV, UPN y Foro Asturias), que sumaban 176 votos.
Sánchez ya ha tenido que sufrir votaciones parecidas en las que algunos de sus socios se han negado a votar su proyectos en el Congreso, como ocurrió co n la reformita laboral de Yolanda Díaz, que pasó gracias a la “equivocación” de un diputado del PP.
Los diputados catalanistas van a seguir exigiendo el referéndum para la independencia y Rufián va a seguir jugado a la ruleta rusa en cada ocasión que se preste a demostrar que sin ellos Sánchez podría caer. También en entre los dirigentes del PNV comienza a hacerse a calar la idea de un cambio en La Moncloa a favor de Feijóo, un dirigente del PP al que consideran más aceptable que a Pablo Casado.
La decisión de la OTAN de integrara Suecia y Finlandia tampoco va a ser fácilmente digerible por parte de Podemos –aunque se van a agarrar a sus asientos por lo menos hasta el verano de 2023- pero tampoco muy aceptable para los diputados de EH-Bildu.