Raúl Heras

Dos Repúblicas y muchos espadones (2)

Martes 21 de octubre de 2014
República, Monarquía y exilio parecen formar un trío indisoluble. Con la llegada de la primera se marchaban los representantes de la segunda, y en ambos casos arrastraban a un número indeterminado de españoles al exilio, para volver a repetir el fenómeno en sentido inverso. Si el mayor de los desastres se produjo en el inicio del fin de la II República, con la sublevación militar de 1936, tal vez el caso más curioso que se produjo en nuestro primer intento republicano fue el de su primer presidente, Estanislao Figueras, quien tras un Consejo de Ministros celebrado el 10 de junio de 1873, harto de todo y de todos dejó sobre la mesa del despacho su dimisión, se fue a pasear por el parque del Retiro, bajó a la estación de Atocha, se montó en el primer tren hacia París y no volvió.


Convertida de nuevo en una Monarquía, España vivirá en los siguientes 57 años, los que van de 1874 a 1931, dos reinados, una regencia, una dictadura y una " dictablanda", con un auge de los nacionalismos catalán y vasco, varios desastres coloniales, una huelga general y dos intentos de acabar con la vida de Alfonso XIII, uno durante su visita a Francia, en las calles de París, y otro en la calle Mayor de Madrid cuando recién casado con María Cristina ve como el anarquista Mateo Morral lanza una bomba escondida en un ramo de flores contra la carroza real.

El más breve de esos periodos será el de Alfonso XII, que sube al trono con 18 años y muere tres días antes de cumplir los 28 por una tuberculosis que pudo transmitirle su prima y esposa María de las Mercedes de Orleans, hija del mismo duque de Montpensier que había aspirado al trono en la votación parlamentaria que eligió a Amadeo de Saboya, al que el matrimonio real pareció calmar sus deseos de ceñirse la corona de España.

Viudo cinco meses después de la boda, el rey vuelve a casarse por razones de estado y estrategia política dentro de Europa con María Cristina de Austria, futura regente durante 16 años y madre de Alfonso XIII, quien una de las primeras cosas que hizo fue mandar al exilio por dos veces a la que era la amante de su marido y madre de dos hijos desde que la volviera a ver cantando en la Ópera de Viena, Elena Sanz, la contralto que le había deslumbrado en el colegio donde estudiaba cuando tenía tan sólo quince años, y a la que tomó bajo su protección la mismísima Isabel II.

Con 27 años y embarazada de cuatro meses, la que era tataranieta de Carlos III se convierte en regente de España hasta 1902, año en el que Alfonso Leon Fernando Maria Isabel Jaime Isidro Pascual Antonio de Borbón y Habsburgo - Lorena cumple 16 años y se convierte en rey. Son años en los que Estados Unidos aprovecha para darle el golpe de gracia a los restos de nuestro imperio colonial, y Canovas y Sagasta se turnan con sus respectivos partidos en el poder de una forma tan axfisiante para los ciudadanos que el descontento no hará otra cosa que crecer y crecer mientras se sucedían las crisis de gobiernos y cambios y más cambios al frente de los Ministerios.

La Monarquía va a mantenerse casi treinta años bajo el reinado de Alfonso XIII pero los movimientos obreros y revolucionarios que se extienden por toda Europa, sobre todo tras el triunfo de la revolución bolchevique en la Rusia zarista, hacen que en España, un emergente Partido Socialista creado por Pablo Iglesias, se prepare para luchar por el poder desde la base de la Unión General de Trabajadores.

Los movimientos nacionalistas en Cataluña, Pais Vasco y Galicia se radicalizan y en 1909 la llamada "Semana Trágica" en Barcelona no hace sino aumentar la desafección hacia la monarquía y el resto de las instituciones políticas que la respaldan. La huelga general de 1917 y sobre todo el desastre de las tropas españolas en Annual - con el desaparecido " Informe Picasso" como gota que llena el vaso de los despropósitos - lleva a que el Rey cometa su gran error: da el visto bueno al golpe de estado del capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, el 13 de septiembre de 1923, quien disuelve el Congreso, decreta el estado de guerra, entierra todo el poder civil y lo pone en mano de militares fieles dejando la Constitución de 1876 arrinconada en la historia. El espejismo dura casi siete años, un tiempo en el que incluso los políticos monárquicos dan la espalda al monarca, al igual que lo hacen los intelectuales con más prestigio como José Ortega, Gregorio Marañón o Pérez de Ayala.

El Rey intenta recuperar la confianza perdida y de acuerdo con sus generales presiona a Primo de Rivera para que dimita, cosa que este hace el 29 de enero de 1930 para marchar al exilio. Otro español más que se instala en París, tras detentar todo el poder en España, donde muere pocos meses más tarde. Alfonso XIII sigue sin darse cuenta del enorme cambio que están pidiendo los ciudadanos y sustituye la "dictadura" de don Miguel por la "dictablanda" del general Damaso Berenguer, jefe de su Cuarto Militar, al que la opinión pública y los dirigentes políticos señalaban como uno de los culpables del desastre de Annual, y uno de los más interesados en que " desapareciera" el por entonces muy famoso Informe del general de división Juan Picasso González, en el que pese a la oposición de sus superiores el militar diseccionaba con precisión quirúrgica las responsabilidades del desastre de Annual, que alcanzaban al propio rey.

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