El CIS empieza a parecerse al HOLA y cuando una institución del Estado se devalúa hasta el extremo de situar el titular de una revista de papel couché en un nivel de credibilidad superior a una previsión estadística realizada con miles de encuestas, o se cierra el instituto demoscópico o se cesa a su Director.
Hasta ahora nadie se había atrevido a elevar a categoría de influencia electoral la belleza de un candidato, pero José Félix Tezanos ha dado el paso al introducir este imput en la serie de valores que analizan sus encuestas. La última aportación que ha hecho a la ciencia estadística este sociólogo con voto de obediencia, ha sido afirmar que “a Pedro Sánchez le envidian sus rivales políticos porque es más alto y guapo que ellos“, y a continuación se ha fumado un puro para festejar esa aportación al mundo de la demoscopia electoral.
Evidentemente este juego verbal que acabo de hacer sobre una frase que pronunció el Director del CIS no incluye en las encuestas del CIS la pregunta sobre quién es el más guapo de todos, pero ésa es la conclusión que ha sacado el llanero solitario de la demoscopia en España en una entrevista que ha concedido al periódico digital «The Objetive».
Después de varios años en el gobierno y tras haber quemado las naves que le llevaron hasta la Moncloa, no es riguroso afirmar que Pedro Sánchez está en disposición de vencer a quien se presente contra él, solo con sacar su cara a pasear, porque eso sería desconocer el hartazgo de los españoles que se sienten engañados por su contumacia en la mentira.
Sánchez ha tenido la mala suerte de que Núñez Feijóo haya sucedido a Pablo Casado como jefe de la oposición porque ahora tiene enfrente a un peso pesado con experiencia de gobierno, un gallego solvente con cuatro mayorías absolutas a sus espaldas y una sabiduría política que no se aprende en la insustancialidad del regate corto y la desconfianza en sus colaboradores.
El líder más guapo de España, según Tezanos, se va a enfrentar en las elecciones generales a un político solvente y fiable que ya le derrotó en Galicia de la misma forma que lo han hecho Isabel Díaz Ayuso en Madrid al desnudar con osadía la impostura de un reincidente que hace promesas que nunca cumple y se despierta sobresaltado cuando piensa en ella.
El siguiente en derrotarlo, aunque con una victoria amarga, fue Fernández Mañueco en Castilla y León, y el más reciente disgusto se lo ha dado hace unos días Moreno Bonilla en Andalucía con una mayoria absoluta.
El efecto multiplicador se ha ido repitiendo y no tiene visos de detenerse porque hasta los analistas más leales al sanchismo reconocen que las casualidades no existen cuando los éxitos electorales se suceden en cascada, y todo indica que la llegada de Núñez Feijóo a la Presidencia del PP huele a victoria, aunque el gallego sea prudente en sus declaraciones mientras nota y escucha cómo respiran los ciudadanos.
Pedro Sánchez no se fía de sus presidentes autonómicos y los está condenando al fracaso electoral en sus territorios, mientras Alberto Núñez Feijóo que entiende el estado de las autonomías como el respeto al territorio y a quienes lo dirigen, deja que sus candidatos hagan lo que consideren mejor en su ámbito de competencias porque el liderazgo respetado funciona mucho mejor que la autorizar forzada.