Martes 21 de octubre de 2014
Tengo para mí -y no soy, desde luego, el único-que muchos de los movimientos especulativos contra España, no pocos de los ataques de medios anglosajones (y no solo anglosajones, claro) y ciertas bajadas de escalones de las agencias de 'rating' tienen un propósito fundamental: abaratar el precio de algunas empresas y bancos españoles. Conocemos que algunos, que saben bien cuándo hay que comprar acciones y cuándo venderlas, se han hecho de oro con las oscilaciones de la Bolsa española, porque 'ellos' nunca pierden; faltaría más, cuando son 'ellos' los que, desde las sombras, dictan las reglas de esta crisis mal explicada y poco explicable.
Los españoles, y en esto me parece que estamos juntos Gobierno, oposición y las buenas gentes de la calle, parecemos resignados a que esto sea así, y más de un amigo bien situado en el mundo de la empresa o de la banca me ha reconocido que en cualquier momento puede esperarse, dado cómo andan los valores en el parqué, una OPA hostil o poco simpática contra alguna entidad importante. Otra cosa es, por supuesto, que a los opantes, sean quienes fueren, les salga bien esa batalla.
A quien ya le ha salido bien la incursión por la 'España baratita', incluso sin haber completado el negocio, ha sido a Sheldon Adelson, el principal accionista de Las Vegas Sands, que anda buscando terrenos en Cataluña y en Madrid para instalar el emporio del juego, y de más cosas, llamado Eurovegas. De momento, sospecho que los terrenos le van a salir gratis, las licencias se agilizarán como para ningún otro empresario y las voluntades y escrúpulos morales se doblegarán al paso del magnate.
Triste cosa es que los españoles tengamos que entonar el 'bienvenido míster Adelson', nos guste más o menos el negocio que viene a proponernos. Y conste que, si yo fuese Esperanza Aguirre o Artur Mas, haría exactamente igual que ellos: ir desenrollando la alfombra roja para que la pise el ricacho, que ahora no se puede -es lo malo de ser súbitamente pobres-ser demasiado altivos. Ni selectivos.
Si Berlanga levantara la cabeza...
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