Era 2011 cuando el socialismo de Castilla la Mancha perdía el Gobierno a manos de Dolores Caspedal. Cuatro años más tarde lo recuperaba con Emiliano García Page. En ese tiempo el Parlamento regional se quedaba en 33 escaños por voluntad y mayoría política de la líder regional del PP. Con 17 votos se gobernaba, con 16 se perdía. Cospedal perdió por un grave error en la Consejería de Sanidad que gestionaba José Ignacio Echaniz.
La presidenta regional, que aspiraba a mantener el sillón del palacio de Fuensalida y tenía todo a su favor, no creyó que las declaraciones de su Consejero y la postura de éste con el sector sanitario le pudieran costar miles de votos. Tuvo 15.000 votos más que su rival del PSOE y un escaño más, pero los dos que consiguió José García Molina al frente de Podemos se sumaron a los 15 de García Page y le llevaron al heredero de José Bono y José María Barreda de nuevo a la sede presidencial que tan bien conocía.
En la Comunidad de Madrid no es fácil que pase lo mismo, hay muchos más escaños , cuatro veces más, y las alianzas por la izquierda y la derecha pueden facilitar el acceso al Gobierno tanto a Isabel Díaz Ayuso como a Juan Lobato e incluso a Mónica García. La presidenta ganó hace año y medio con una cómoda ventaja, venciendo en 177 de los 179 municipios de la Comunidad, incluidos todos los grandes.
¿Qué le puede hacer perder esa ventaja inicial?. Creo que el mismo error que cometió Dolores Cospedal con Ignacio Echaniz, y que Ayuso lo puede cometer con su vicepresidente Enrique Ossorio. Y con el mismo tema, la sanidad, en este caso referida a la pandemia y a las víctimas de ella en las residencias. Ossorio acaba de abrir un hueco enorme en el muro que ha construido en esta Legislatura la dirigente del Partido Popular. Y por ahí están entrando en tromba los ataques de una izquierda que tiene que buscar, sí o sí, una unión para derrotar a la que hasta hoy parece inalcanzable.
Nada peor para un dirigente político que creer que no tiene problemas y que la ventaja que ostenta sobre sus adversarios es tan grande que le permite ir con comodidad hacia la cita con las urnas. En la Comunidad de Madrid el error Ossorio es más que posible que le haya quitado la mayoría absoluta a la que aspiraba Ayuso, devolviendo a Vox y sus candidatos la posibilidad de dar o quitar el Gobierno autonómico.
El duo que ya ha dado a conocer Santiago Abascal, dentro de la reestructuración de su equipo, con el mantenimiento de Ortega Smith como candidato a la alcaldía de la capital y de Rocio Monasterio como rival de la propia Ayuso, indica que al partido que apoyan el norteamericano Trump, la italiana Meloni y el húngaro Urban, no le van a faltar recursos para convertirse en absolutamente necesario para gobernar en Madrid.
Hasta mayo de 2023 quedan muchos mítines, muchas declaraciones, muchas encuestas pero los errores siempre se pagan al final, cuando se depositan los votos en las urnas. Ayuso tenía todo a ru favor para lograr la mayoría absoluta y mantener esa lucha interna en el PP con su compañero y presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, convertido gracias a los resultados electorales el mejor posicionado para una posible sucesión de Núñez Feijóo, si es que el presidente del PP no consigue la victoria en las próximas elecciones generales.