El liderazgo es un concepto que se aplica a la política y al deporte, pero tal como está el patio nacional e internacional, la única afirmación incuestionable que en estos momentos podemos sostener es que existe un líder llamado Real Madrid, y toda presunción de excelencia por parte de quienes se autoproclaman magníficos está bajo sospecha.
La política ha convertido el concepto de liderazgo en el timo de la estampita porque a la vista de lo que ocurre en Inglaterra, y de paso en España, hoy se le llama líder a cualquier dirigente de un partido político por muy mediocre que sea.
En la isla en la que se conduce por la izquierda hace tiempo que desaparecieron porque a la velocidad que dan por amortizados a sus primeros ministros no da tiempo a recordar cuál es la última estupidez política que hicieron antes de que los echaran los parlamentarios de sus partidos.
La peripecia de Inglaterra tras el Brexit, e incluso mientras lo perpetraban sus dirigentes ha provocado sucesivos y precipitados cambios en la presidencia del gobierno británico de David Cameron, Theresa May, Boris Johnson y Liz Truss cuyo brevísimo tiempo en el número 10 de Downing Street fue recogido en un chiste póstumo publicado en la prensa tras el fallecimiento de Isabel II. La primera ministra le decía a la Reina :”Majestad ya le queda poco” y ésta le respondía : “A ti también”.
En cualquier empresa privada mínimamente seria esas frivolidades no suceden pero en política sí porque hoy no existen lideres sino publicistas de sí mismos que no engañan a sus votantes y estos días hay manifestaciones de ciudadanos en las calles del Reino Unido pidiendo egresar a la Unión Europea.
Pero yo de quien quería hablar – como imagino que están esperando mis lectores – es de Pedro Sánchez, que tampoco es un líder sino pura farfolla y no tiene ningún proyecto para España que no sea su propia supervivencia. Por eso la única forma de calificar su actitud es la falta de respeto hacia los ciudadanos a los que lleva años mintiendo y actúa así porque cree que puede saltarse las normas y algunas leyes… y lo hace.
No conozco en ningún liderazgo político en estos dos países: en Inglaterra desde el Brexit no levantan cabeza y en España desde Sánchez, tampoco.
Pensadores no orgánicos escriben y hablan del fin de la democracia liberal, de la sustitución del periodismo analítico y crítico por la propaganda y la post verdad, del sucursalismo de los medios de comunicación clásicos y de la pasividad de los ciudadanos… hasta que un día despierten y no toleren a estos gobernantes que son unos expertos trileros.