“No queremos ajustar demasiado porque recortar las tasas no es algo que queramos hacer pronto”. Así se pronunciaba el presidente de la Reserva Federal el miércoles pasado, certificando, a ojos del mercado, que en la reunión del 13 y 14 de diciembre se pondrá fin a la serie de cuatro alzas consecutivas de 75 pb, abriendo un periodo de alzas más moderadas de 50 y 25 pb, aunque sin vislumbrarse si esto significa un camino más lento para llegar a la tasa terminal, o que esta pueda ser finalmente más baja. O quizá más alta. Tan abiertas se mantienen las opciones.
Esto explica tanto el repunte de los mercados del miércoles y jueves, como el ajuste a la baja del vienes tras publicarse el informe de empleo de noviembre. Se mantuvo la tasa de paro en el 3,7%, se crearon 263k nuevos empleos frente a los 200k esperados, y se revisaron a 284K los creados en octubre (vs 261k). Además de la contratación, continua el crecimiento de los salarios, con un 0,6% mensual, que basta multiplicar por 12 para ver que la tendencia supera la tasa anual del 5,1%.
COMO MUCHO, MAS LENTO
Lo que para unos es una bendición, resulta una maldición para otros, de ahí que estemos todavía lejos de asegurar que los tipos encontrarán en el primer trimestre su tasa terminal, pero si hemos de interpretar al presidente de la FED, en diciembre despacharán 50 puntos, lo que nos llevará al rango 4,25-4,50%, y en las dos siguientes reuniones, tendremos alzas de 25 pb, alcanzando el 4,75-5,00%, que sigue siendo la expectativa de tasa terminal. Pero no está tanto en discusión este nivel, como la forma de alcanzarlo: más rápido como desearían los halcones, o a paso más lento como prefieren las palomas.
Los mercados tienen un sesgo más inclinado a festejar el discurso de estos últimos, pero saben que el equilibrio, en lo que consideran fase final del ajuste, y que está por certificarse, está lejos de poder escribirse en piedra. Nada asegura que la economía y el empleo se enfríen lo suficiente como para considerar que el alza de tipos ha cumplido su labor, y es que: las condiciones financieras se están relajando, la actividad industrial está repuntando, y las ventas de viviendas se recuperan.
EL BCE IGUAL
Cada vez será más difícil defender una recesión que vaya más allá de algo corto y leve, y la balanza puede amenazar con volverse contra la Reserva Federal si como consecuencia, la inflación, tras un periodo de corrección estadística por el efecto base, muestra una resistencia sólida que induzca a pensar más adelante que, de nuevo, el banco central se queda por detrás.
Entonces, los vigilantes de los mercados de bonos no tendrán la cautela que actualmente exhiben, y el coste del error puede acabar por dar la razón a los que alertan de una recesión más larga y profunda en 2023.
En Europa, la situación no está más clara, pero si los norteamericanos moderan el paso, inducirán una posición similar en el BCE. Los datos adelantados de inflación de noviembre refuerzan las posiciones más moderadas, pero, todavía en el 10% y con una subyacente que se resiste a bajar del máximo del 5%, nada indica que la tasa terminal no alcance al menos, el 2,75-3,00%.
Con 0,5% de subida a ambos lados, no habría muchas razones para una mayor escalada del euro frente al dólar, y aunque estamos en un momento crucial para saber si volvemos hacia la paridad o saltamos al siguiente escalón, si la inflación se resiste y los mercados lo advierten, no será esta ocasión, a pesar de las apariencias, la del inicio de la recuperación definitiva del euro.