Tienen orígenes e historias políticas y personales diferentes. La música que escuchan en común tiene origen cubano y es obra de Pablo Milanés. Un pequeño fragmento: “ mi soledad se siente acompañada/ por eso,a veces sé que te necesito”. A ninguno de los dos le gusta pero no tienen más remedio que sonreírse, abrazarse, alabarse e intentar que el PSOE, su partido, gane en las elecciones o, si pierde, que lo haga por la menor diferencia de votos y escaños posibles. Pedro Sánchez se juega seguir mandando y la vicepresidenta seguir en su puesto como imprescindible para sumar mayorías parlamentarias.
Sin la pérdida de Andalucía ha sido un golpe muy duro para la izquierda en general y para los socialistas en particular. Quieren que la victoria de Moreno Bonilla no se traslade a las grandes ciudades en las municipales. Saben Pedro y Yolanda que es casi imposible gobernar en España sin tener la mayoría de los 61 escaños que representan a la Autonomía en el Congreso, por lo que los votos de sus ocho provincias son el más apetecido de los platos electorales que le pueden ofrecer a cualquier partido. Durante 40 años el vencedor indiscutible en las urnas regionales ha sido el PSOE, con un único traspiés en 2012 cuando Javier Arenas logró que el PP venciera al PSOE de José Antonio Griñán por 43.000 votos y tres escaños. Hasta que apareció Vox, primer peldaño para la siguiente mayoría absoluta del PP.
Rota la racha histórica que había empezado con la predemocracia de Plácido Fernández Viagas y con Rafael Escuredo en la presidencia de la Junta; que se consolidaría con José Rodríguez de la Borbolla y posteriormente con los 30 años de Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz en el poder. Los socialistas perdieron las elecciones ante el PP de Javier Arenas pero los 12 escaños que consiguió la Izquierda Unida que capitaneaba Diego Valderas les mantuvieron en el gobierno. Volver la vista a ese periodo es lo que están haciendo, de hí que para Sánchez sea más importante el antiguo PCE que el moderno Podemos, sobre todo tras la fragmentación que ha sufrido en Andalucía con Teresa Rodríguez.
Tres años más tarde de aquella derrota en las urnas pero que con los votos de los comunistas permitieron mantener el gobierno andaluz, los 47 escaños se mantuvieron mientras que los populares perdían nada menos que 17 y apenas ganaban la segunda posición con un Podemos que aparecía con 15 representantes y un Ciudadanos que se “conformaba” con nueve, y la IU de Antonio Maíllo que ocupaba el furgón de cola con cinco.
En estos días, sin fecha electoral para los comicios generales, aparecen nuevas formaciones con capacidad para conseguir escaños, pero mientras la izquierda de Podemos e Izquierda Unida se ha roto y es difícil que el nuevo invento de Sumar consiga mantener los 20 escaños conseguidos por separado; la derecha de PP y el titubeante Ciudadanos tienem un nuevo compañero de viaje en Vox. Y ya se sabe: a mayor fragmentación del electorado, menos capacidad para conseguir asientos en el Congreso, y lo mismo cabe aplicar a los gobiernos municipales.
Escenario distinto pero que servirá para mirar al futuro de este mes de mayo de 2023. Los concejales que se disputarán ese domingo son claves para Sámchez y Díaz, que tendrán que escoger compañero/a de gobernanza entre dos que le están diciendo que le negarán su apoyo como son Teresa Rodríguez y Pablo Iglesias, pero que a la hora de la verdad se sentarán a negociar presionados por sus “jefes” nacionales. Y también son claves para la suma global de los 350 asientos del Congreso nacional cuando se convoquen las elecciones generales: Para medir la importancia de Andalucía basta con colocar los números añ lado de los nombres de cada provincia: los 12 de Sevilla, los 11 de Málaga, los 9 de Cádiz, los 7 de Granada, los 6 de Almería y Córdoba, y los 5 de Huelva y Jaén pueden decidir quien mantiene o alcanza el poder desde La Moncloa.
Sobre ese pasado tendrán que basar su futuro en este 2023, un futuro que comienza a gestarse en las 12 autonómicas pero también en los ocho mil municipios. Van a cambiar los pactos, se van a modificar las estrategias y más de un alcalde y sus concejales ya están pensando más en sus propios sillones que en los que existen en el Congreso de Madrid.